Muchas pelis se jactan de ser "cine comprometido" y al servicio de la denuncia social mientras exhiben sus marcas renombradas, dan lustre a las modas y a la pasta/Dios que las concibe. Trade elabora, en algun punto, una trama de lo más simple: una chica es secuestrada por el negocio del tráfico sexual y su hermano hará lo posible para recuperarla. La historia, que posee un sólido guión, sin sutilezas y por momentos de una carnalidad un tanto controvertida, es más una excusa para exponer datos encadenados que un drama netamente ficcional.

Endulzada de amargura, Trade nos relata con lujo de detalles una red clandestina, una cadena de operaciones en torno a la mercancía humana con la que negocia. Sus tonos son afectados, es cierto, pero no me imagino una peli de esta índole en postura fría. Busca la empatía y la consigue, es difícil no empatizar con las víctimas, o con el pibe/héroe, solo hace falta entrar en la piel de uno de ellos para sentir el horror que por momentos despide la obra.

Trade también en cierta forma es un policial, allí es donde se ejecuta el ya mencionado cine de denuncia: nos hace ver el paso a paso del negocio, con sus vueltas de tuerca y sus burocracias. Hasta podría decirse que estamos ante un documental disfrazado, en donde se construyen las situaciones en vez de tener una voz en off que nos explica el proceso del negocio clandestino.

Quizás hay algo que me choca: la idea de que el policía, como no, sea "un puto gringo", pero resaltando su postura bondadosa, casi alzando sus banderas con estrellitas. Para el caso Kreuzpaintner podía haber realizado la trama sobre territorio estadounidense, SU territorio, pero prefirió derivar el asunto al tercer mundo. No está mal, pero huele a cacarear desde lejos cuando tu nido, tus huevos y sobre todo tu propio estiercol están en otro lado.