Para todos aquellos que recuerden a Narnia en sus dos entregas anteriores...pues la tercera se ha decantado por otras vertientes. Podrá gustar más o menos, en mi caso no puedo quejarme, pero siento que algo ha faltado: el espíritu épico.

Puede sonar lanzado, pero La travesía toma como base el elemento artúrico de las espadas y la mesa, luego le da la iniciativa a cuatro jóvenes, iniciados algunos y otros ya más cancheros en el arte de lo sublime y por último se genera el tono que transpira la obra: mucho más cercano a Piratas del Caribe, o Simbad y las Mil y una noches, una historia de corsarios donde el agua ocupa el primer lugar en desmedro de esas tierras colosales que tantos paisajes nos ofrecieron en las primeras entregas. El resultado no es malo, para nada, pero se crea un espíritu muy distinto al aura mágica/épica de las entregas anteriores. Parece otra historia de otra mitología, o una crónica parasitaria de la historia mayor que involucra a toda Narnia.

Los efectos son singulares y potencian la peli, por su parte el argumento avanza o bien prolijo, o bien armando complemento sobre complemento y de pronto se condensan varias historias sobre una matriz que se hubiera planteado en menos rollo de cinta. El resultado final no es, insisto, algo azaroso, puesto que Narnia obedece a franquicias como Percy Jackson o Harry Potter, historias sobre historias que se reproducen ad infinitum, hasta donde den las taquillas.
A disfrutar de Narnia, que todavía algo nos ofrece.