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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
8
Comedia. Romance Ronald Miller, un chico cualquiera, está enamorado en secreto de Cindy Mancini, la chica más guapa y popular del campus. Cuando Cindy se ve envuelta en un tremendo apuro, Ronny aparece y arregla el embrollo, pero todo tiene un precio: Cindy tiene que hacerse pasar por su novia, esperando que así la popularidad de ella "se le pegue". Pero el camino para conseguirla toma un giro inesperado cuando Ronny pasa a ser tan "guay" que sus amigos ... [+]
28 de abril de 2009
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allá, por los ochenta, si uno se deleitaba con el humor ácido y bruto de Porkys también podía optar por ver pelis para adolescentes con otro tipo de registro. No puedes...no es una comedia con tintes dramáticos para encuadrar dentro de la antología cinéfila, pero posee instantes muy cómicos y, especialmente, un final de una sinceridad humana apabullante.

Rash armó una obra tradicional, con gags fáciles, algunos más efectivos que otros. No obstante, situó por detrás de una historia sencilla un motor de emociones muy honestas y las volcó al ambiente juvenil. Los ganadores, los perdedores, los prejuicios sociales son caldo de cultivo en esta peli, todo se maneja siguiendo los cánones establecidos por una sociedad que trasciende a los adolescentes, que se sumerge en valores caducos pero vigentes. Detrás de la fina ironía de algunas escenas, No puedes...encierra un mirada sumamente despreciativa del mundo en que vivimos, pero, eso sí, un mundo con posibilidades de redención que solo dependen de cada individuo.

El protagonista armó una farsa, es verdad, pero por sobre los billetes y su novia falsa se escondía el legítimo deseo de sentirse parte activa en su ambiente. La fama que el pretende, los bailes ridículos africanos que impone como moda: todo es producto de una búsqueda de sí mismo por encontrar algo de él que la sociedad no rechaze. Y es ese final que se graba en nuestras memorias el que da salida a toda la ira interna, asumiendo errores pero acusando los falsos valores que manejamos.

Y resulta alarmante que después de veinte años y pocos más, todavía sigamos dividiéndonos en ganadores y perdedores.
Juan Rúas
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