Efectivamente, todo lo bueno que se dice de este documental es cierto. No es el típico documental superficial para ensalzar a una estrella (no lo necesita, por supuesto), quizá todo lo contrario, todo lo que se dice está perfectamente documentado, a veces, por diferentes fuentes, pues se entrevista a a varias personas.
También es cierto que las 10 horas de grabación se hacen cortas, aunque son suficientes, es oro puro.

Y por supuesto, para mí, la grandeza de el documental, es que Jordan se abre en canal, no sé si porque él lo ha querido, o porque se lo han sacado los responsables del documental, imagino que una mezcla de ambas cosas.

Se relata su ambición por ganar, sin ninguna cortapisa, humillando incluso a veces a compañeros para sacarles lo mejor (como al pobre Scott Burrel). O cómo se le permite a Dennis Rodman afrentas como saltarse entrenamientos para ir a hacer un "bolo" de lucha libre, algo impensable con otros jugadores, o su relación con Pippen, Phil Jackson o el discutido Jerry Krause.

Jordan nos cuenta todo, su situación con su padre, sus odios con otros jugadores, o cómo conseguía un extra de motivación con cualquier cosa o persona que le desafiara.

Todo ello está relatado con imágenes de aquellos momentos, en vestuarios, privadas, valiosísimas.
Efectivamente, Jordan, como ser humano quizá no quede bien, pero como animal competitivo es absolutamente alucinante. Esta imagen es impresionante, menudo meritazo de Netflix.

Confieso que no tenía intención de verla, por lo saturado de documentales, y esperaba algo más o menos valioso, pero no hasta tal punto.
Imprescindible. Y si te gusta el baloncesto, documental de cabecera, sin duda.