Como admirador de Edward Zwick no me gustaría ser muy duro con él, pero creo que queda demostrado en “Amor y otras drogas” que no acaba de dominar la comedia romántica, si es que puede calificarse así este film.

Partiendo de un comienzo bastante desordenado, impropio de Zwick, el film se desarrolla lentamente, con un ritmo a trompicones, queriendo abarcar demasiado a la vez (los encuentros sexuales, la carrera farmaceútica de él, la vida sentimental del hermano, las rarezas de ella), reflejo de un guión disperso al que poco a poco se le van resquebrajando las costuras, y que, pese al tema sensible que toca, no acaba de emocionar ni de enmendarse, sino más bien de enredarse, dejando poco margen para el deleite.

Para poner la guinda del humor es reclutado Josh Gad, el hermano menor, que cumple con los gags, pero se nota bastante que su personaje está metido con calzador hasta la suela.
Lo mejor de la película es una Anne Hathaway radiante, en plan estrella (imprescindible para sus seguidores), que se vacía mental y físicamente, y que encarna a una artista que se plantea disfrutar al máximo. Lástima que su derroche no se vea recompensado con una película coherente y atractiva.

Es una auténtica pena porque esta película, de haber tenido un guión bien conjugado, pues parte de dos premisas interesantes, y una dirección menos dubitativa, más los dos jóvenes actores consolidados en el star-system con los que cuenta (lo mejor del film), la peli no sólo prometía más, sino que debería haber sido mucho más.