Lo único que me desagrada es que te transmite la idea de que una vez se entra en el sistema no se puede hacer el bien sin abandonarlo (como si éste estuviera podrido por dentro y la única forma de ser feliz y buena persona y ética sea no estar dentro de él). Ej. policía que una vez entra modifica su personalidad olvidando sus valores y dejándose comer el coco por alguien al quien en un inicio desprecia, o funcionaria que al inicio siente empatía por los refugiados y que acaba haciendo la vista gorda por órdenes de su superior.

Me hubiera gustado que me mostrasen también tonalidades de grises, personas que luchan desde dentro, como el guardia al que despidieron y ponía música clásica por los altavoces, o que el policía no hubiera modificado hasta ese punto su sistema honrado de valores, y se hubiera mantenido en una zona más clara (y no cumpliendo el cliché de poli malo, violento e infiel). A su favor diré que me ha parecido bien que mostrasen que hasta que no fue capaz de plantar cara a sus sentimientos no fue capaz de volver a encontrarse. Una lección de inteligencia emocional importante que mucha gente pasa por alto demasiadas veces.