A partir del estreno de Blonde posiblemente Ana de Armas nunca más vuelva a sentirse la misma. La actriz, de origen cubano, abre la puerta de todo su talento y la consagración en quizás una de las actuaciones más hipnóticas que yo recuerde en mucho tiempo en la gran pantalla.

De seguro, muchos odiarán la película, otros estaremos en el lado de la satisfacción absoluta, pero algo queda totalmente sin discusión es que Ana de Armas ha firmado la mejor interpretación de su carrera.

Una crónica ficticia de la vida de Marilyn Monroe.

El que piense que venía a ver un biopic de esos comunes que nos tiene acostumbrado Hollywood, pues este 2022 creo que no ha sido el año para aquello. Tanto Elvis y ahora Blonde, son netamente dos apuestas arriesgadas de sus directores sobre dos grandes iconos de la cultura pop.

El resultado, en mi opinión muy personal, es que Blonde también se posiciona dentro de las mejores películas del año, tal como es el caso de Elvis. Para mí, la audacia de sus directores nos permite tener dos miradas agudas y potentes de ambos personajes en cuestión.

Andrew Dominik, se atreve a enfrentarnos en la ficción más absoluta sobre Marylin Monroe y aun así entregarnos una película cautivante, desgarradora, hipnótica y cruda sobre la vida de uno de los iconos femeninos más grandes del cine. La mirada de Dominik nos transporta a un constante reto emocional y de amplias sensaciones frete a la pantalla. El mundo en el cual nos sumerge es tan desgarrador y a su vez tan inapropiado que deja la sensación de que te conviertes en uno más de esos abusadores de la imagen de Marylin Monroe. Sin embargo, esa propuesta del director, tan bien pensada, es lo que hace especial a Blonde. La imperfección de una película que tiene un montón de decisiones cuestionables e incluso algo exageradas, pero que ciertamente encajan a la perfección dentro de una película que precisamente nunca pretende ser perfecta y mucho menos correcta.

El juego de Dominik es incomodarte, es desafiarte y hasta fastidiarte al ver esta película y eso para mí hace a Blonde una gran película.

La explosiva interpretación de Ana de Armas es la satisfacción absoluta a lo que su director nos está entregando. La actriz brilla, ilumina, seduce y explota tu cabeza con una actuación realmente impecable. Ana de Armas se convierte en Norma Jeane y Marylin Monroe con la sangre más pura. Un estudio de personaje realmente brutal de la actriz y que se fortalece gracias a la inteligencia de un director que decide fotografiar y llevar una película en blanco y negro que se pinta en colores a medida que él decide y ese juego visual no es más que otra demostración de un cineasta que tiene la valentía de marcar su presencia te guste o no. Ahora si a esto le sumamos la banda sonora y el trabajo de sonido, vaya que inspirado han estado todos.

La decisión la tomas tú.

Como suele ocurrir y así lo demuestra el andar de la gran apuesta de Netflix. Te puede gustar o puedes odiar a Blonde y por qué no también caer en un punto intermedio, pero ciertamente estamos en presencia de una película que tiene personalidad para bien o para mal, es una mirada totalmente subjetiva y a gusto del consumidor en cuestión.

La invitación está realizada a que tengas tus propias sensaciones y vibraciones cuando veas Blonde.