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España España · Barcelona
Voto de polvidal:
5
Drama Clareece 'Precious' Jones (Gabourey Sidibe) es una adolescente negra y obesa de Harlem cuya madre (Mo’Nique) la maltrata constantemente. No sabe leer ni escribir y, cuando se descubre que está embarazada, es expulsada de la escuela. A pesar de todo, la directora del centro la inscribe en una escuela alternativa para que intente encauzar su vida. Su nueva profesora (Paula Patton) es la primera persona que confía en Precious y la trata con respeto. (FILMAFFINITY) [+]
4 de febrero de 2010
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oprah Winfrey, la diva de la televisión estadounidense, más conocida como O, esa a la que Ana Rosa Quintana intenta emular con todas sus fuerzas, se ha convertido no sólo ya en una influenciable comentarista cinematográfica sino también en toda una empresaria del ramo a través de su productora Harpo. Desde la comodidad que conlleva ser una de las mujeres más poderosas del planeta, la presentadora siente una especial predilección por las causas benéficas, situándose en esa difusa frontera entre la solidaridad y el amarillismo.

Precious es una adolescente negra, obesa y embarazada de su segundo hijo. El primer retoño es una niña con síndrome de Down a la que llaman Mongo y ambos son fruto de las reiteradas violaciones de su padre. En casa, su madre la humilla, la amenaza con sartenes y le lanza televisores. En clase, sus compañeros la humillan, la llaman foca y la empujan al suelo. Todo un drama desesperanzador que convierte a El color púrpura, la primera incursión cinematográfica de O, en una comedia romántica al uso.

Winfrey ha encontrado en la novela Push de Sapphire su historia ideal. Con el pretexto de la denuncia social, el mismo que suelen utilizar con las mujeres maltratadas, se adentra de lleno en las miserias humanas, convirtiendo a las víctimas en una mera atracción dramática. Por si no se apreciara suficiente su sello personal, la presentadora incluso tiene la desfachatez de nombrarse a sí misma en boca de la protagonista, que proclama su consejo como si de una líder espiritual se tratara.

La gran baza de este telefilme de sobremesa venido a más se encuentra, sin duda alguna, en el reparto. Sorprende que una desconocida clienta del McDonald’s pueda asumir un papel protagonista tan amargo como lo lleva a cabo Gabourey Sidibe, de la misma forma que llama la atención el irreconocible rostro de una Mariah Carey sin maquillar. Pero lo que verdaderamente eriza la piel es la impresionante actuación de Mo’nique. Los diálogos de esta madre repulsiva son el único momento en el que se agradece el sensacionalismo que derrocha Precious. Sólo una actriz de este calibre, la gran merecedora del Oscar a la mejor interpretación secundaria, podría rezumar credibilidad con un guión de telenovela del que sólo cabría esperar sobreactuación.
polvidal
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