Poco había de reseñable en la filmografía de James Mangold y ahora viene con un remake, palabra destinada al fracaso crítico casi siempre en torno al 95%. ¿Por qué? Porque para muchos remakear es sinónimo de falta de ideas, de ganas de hacer algo innecesario. Ahora bien, dicho lo cual, ¿qué nos encontramos en este nuevo "3:10 to Yuma" para que nos quede la impresión de entrar en ese tal vez 5% restante? Porque aunque dubitativo en el principio, brusco, falto de estilo, el film se va engrandenciendo conforme a su acertada tensión y a la par que el guión va deparando sorpresas y toques de buen western con final sorprendente y moralizante y no en el mal sentido de la palabra. Es decir, "3:10 to Yuma" es un entretenimiento más que digno que rescata la esencia del cine del oeste, del más dificil todavía, tan cercano en sinópsis al acorralamiento imposible de "Río Bravo" o "El dorado" aunque parezca una burrada comparar esto de ahora con aquello, evidentemente estilado de otro modo.
Seguramente el mejor film de Mangold (aunque tampoco sea decir mucho)...