Sucede que a veces, entre la inmensa capa de megaproducciones planas estadounidenses surgen películas que si bien no deslumbran plantean un simple y llano entretenimiento que casi adormecen el sentido crítico. Me pasó con la primera película, defenestrada por medios al igual que esta continuación. Y aunque no me hacía falta una secuela ni me haga falta ahora una tercera (es tiempo de trilogías, ya saben y parece que vendrá precuela) si no se despista el señor Wiseman (ahora metido en Jungla de Cristal 4) como con esa historia de amor que da vergüenza y sigue con sus trece probablemente la disfrute en la medida en que disfruto estas dos primeras. Esta "Evolution" es bastante compleja y exige haber visto la primera y si puede ser recientemente porque el universo construido con hombres lobo, vampiros, mezcla de estos y mezclas con otros se vuelve aquí más lioso que nunca. Cierto que los efectos especiales son demasiado evidentes en ocasiones y que no da tiempo a apreciar las interpretaciones de los actores porque están todo el tiempo dale que dale. Pero funciona, porque hay miga detrás y esta evidencia no siempre es la norma y porque Wiseman contagia su pasión por el género fantástico en esta macedonia de monstruos que tiene su encanto.