Gene Hackman se roba la película con su divertido personaje: un hedonista capaz de estafar a su propia familia con tal de disfrutar de la vida; no es ningún ejemplo que digamos, pero en el transcurso de la película, el personaje realmente logra valorar la familia que abandonó y trata de remediar el daño causado, con esas mismas ganas de disfrutar de la vida. Tenemos también a Angelica Huston, tan atractiva y buena actriz como siempre, como la esposa abandonada que saca adelante a sus hijos y que vuelve a encontrar el amor en su madurez. Los hijos, otro cuento, estupendo personaje el de Ben Stiller, el más resentido con el padre y que transmite todas sus fobias a sus hijos; Owen Wilson como el hijo consentido, que pudo ser una estrella del tenis, sin embargo su amor inconfesado por su hermana adoptiva, arruinan su carrera; y por último, la mencionada hija adoptiva, representada por una estupenda Gwyneth Paltrow, como una especie de "femme fatal freak", me sorprendió el desparpajo de su personaje, luego de verla en películas tan acartonadas como "Shakespeare in Love".
Como dije arriba, si esta pelicula se contara como el típico "drama familiar", sería para mandarla a la hoguera. Sin embargo, Wes Andersen desarrolla la película con un sentido del humor tan singular, que logra hacer de estos personajes (aparentemente tan estrafalarios) los seres más cercanos y queridos para el espectador (de mente abierta, quiero decir). Por ello, al concluir la película ésta logra en definitiva emocionar, no por haber manipulado al espectador, sino por la muerte del personaje de Hackman, que con sus defectos y virtudes, sanó las heridas de su familia, gracias a su alegría de vivir.