Un equilibrio maravilloso entre comedia y drama de la mano de un creador y protagonista de primera. After Life refleja una realidad muy cruda, sin florituras, sin vacilaciones... y lo que más me gusta es que ni busca la risa fácil, ni usa el drama como fin, si no como medio. No busca la lágrima, si no que la asimila con naturalidad. Gervais te dice "eh, esta es la realidad; pero ¿sabes qué? Aún así, verás que eres capaz de reir". Una honestidad que veo reflejada en esas puestas en escena tan cotidianas, sin música ni conversaciones rebuscadas. Diálogos desternillantes, personajes orgánicos y verdaderos... y esos silencios en las ocasiones en las que Gervais está solo comunican más que cualquier discursito sentimentaloide. Un minimalismo que, a todas luces, juega a favor de lo que relata: que hay luz incluso en los momentos más oscuros.

Sólo me ha hecho falta ver After Life para sentir un cariño especial por Gervais. Es lo primero que veo de este hombre y puedo afirmar con certeza que no será lo último.

EDITO: Esta es una crítica a la primera temporada en versión original