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España España · Logroño
Voto de Killer_Wolf:
9
Documental Leopoldo Panero, poeta, murió en Astorga, donde había nacido, en el año 1962. Catorce años más tarde, las personas que más íntimamente estuvieron ligadas a él, Felicidad Blanc, su viuda, y sus tres hijos, recuerdan aquel caluroso día de agosto. El recuerdo queda sometido a algo más que aquella fecha. Surgen otras vivencias. Y a través de la palabra y del recorrido por habitaciones, objetos, calles y lugares perdidos, se desvela la ... [+]
29 de marzo de 2011
9 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y como en cualquier desequilibrio emocional y mental, la agudeza con destellos fructifica.

"cualquier cosa que proviene de la mente de un loco, me interesa", ahora mismo no sé quién apuntilló tan acertadamente la locura.

El documental alcanza cotas elevadísimas de un modo espeluznante, aunque aquí se ven mentes cultivadas, ahorcadas y maneras, creo que hay que diferenciar entre postín o perdigón y recortada o magnum, es decir,Peter Lorre y Bofill Panero, respectivamente, el cartón, la imposta y el cara la galería, y luego los cañones de navarone, el filo del cuchillo, Leopoldo María, que dinamita el documental, y en el cual, tras su primera acometida, sabes que dará la vuelta al ruedo.

Al parecer, el asombroso cruce entre Nino Bravo y un grajo no deseaba aparecer en la cinta, por lo que su incursión avanzado el metraje sabe a gloria bendita, absolutamente abrasador, escupiendo misiles delante de su propia madre, un tipo que no parece alcanzar ni el fondo ni la orilla pero que brilla con su canto a pecho abierto, y que por descontado, es lo mejor del documental.

Como cabe esperar, esto no es apto para todos, seguramente, más de uno, creerá encontrar a unos repipis malcriados e inadaptados con los bolsillos llenos balbuceando, creyéndose importantes y enumerando imbecilidades, yo, sin embargo, he conectado con esa cárcel de silencio y pesadillas, que llega a ser escalofriante por momentos, tremebunda, sobre todo, cuando Nino Bravo, agita el cielo y el infierno con sus alas malheridas.

Y quiero más, por lo que parece, hay una segunda parte, que puede derribar mi habitáculo de nuevo.
Necesito mas Nino Bravo a toda costa.

Se despide desde la celda 211.

El calzones, observando perplejo a Javier Gurruchaga untado en excrementos, balanceándose sobre un caballito de madera, mientras arroja tenedores homenajeando a Jet Li, que parecen morir en la posaderas de Pérez Lasa, que de un modo impensable cuelga del cuello en pelotas, atado con un nudo marinero de los barrotes de la única ventana de la celda.
Killer_Wolf
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