Lo que logra transmitir el insufrible guión, por exageradamente desbordante de patetismo y llegando al ridículo en un final tan inverosimil como surrealista, es que la homosexualidad es una enfermedad ante la cual sólo se contemplan, encarnadas en las dos protagonistas de una historia, que pretende ser de amor sin lograr hacer al espectador creer en ella, dos posibilidades opuestas y enfrentadas. Por un lado la superación de la enfermedad, mediante lógicamente una relación "heterosexual" aceptada socialmente, al comienzo obligada, pero que resulta ser la salvación, o por otro lado, si se persiste en la orientación homosexual, la locura y el suicidio. Sin más comentarios sobre la lógica aplastante y bastante particular del argumento.
Al margen hay un tercer personaje asexual, que aparentemente es realmente la protagonista de la película, que con la misma serenidad observa el drama entre estas dos, como planta semillas en el jardín, sin que nadie sepa muy bien qué función tiene dentro de la historia si es que tiene alguna.
Desde un punto de vista técnico el presupuesto ya se encarga de que la película quede bonita y de buscar actrices que no defrauden y den juego al rollito lésbico con el que comienza.
Una decepción de película que deja muy mal sabor de boca.