Principios del siglo XIX, en plenas Guerras Napoleónicas el capitán Aubrey y su HMS Surprise son enviados "al otro lado del mundo" para hacer frente a un barco francés, el Acheron, muy superior a la humilde Surprise. Aubrey y los marinos británicos de la Surprise tendrán que ingeniárselas para cumplir con su misión, que, a todas luces, parece imposible.

Master and Commander es una auténtica superproducción (de las que justifican los 6 € de la entrada al cine) que nos narra una apasionante historia a través de dos personajes principales: el capitán Aubrey magistralmente interpretado por Crowe, valiente,orgulloso y adorado por sus hombres ( -¡tres hurras por Jack el afortunado!) y el doctor Maturin, el inteligente e ilustrado médico de la nave, interesado por temas muy alejados de la guerra o la mar. Esta película refleja perfectamente a los marinos de principios del XIX y los combates navales (recreados a la perfección mediante unos efectos especiales impresionantes). La recreación de los barcos está muy conseguida así como los paisajes que aparecen y la banda sonora. El final de la película (una parte fundamental de todas las historias) nos lleva a un apocalíptico abordaje con el que Peter Weir se redimió ante mis ojos tras su insulsa "Gallípoli".

En resumen, el que sabe, sabe, y hace Master and Commander, y el que no... Alatriste.