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Voto de Wanchope:
8
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5.6
27,278
Ciencia ficción. Acción
Cuando Sam Flynn (Garrett Hedlund), un experto programador de 27 años, investiga la desaparición de su padre, Kevin Flynn (Jeff Bridges), se encuentra de repente inmerso en un peligroso y salvaje mundo surrealista, un mundo paralelo donde su padre ha vivido durante 25 años. Con la ayuda de una joven (Olivia Wilde), padre e hijo emprenden un viaje a vida o muerte, a través de un sofisticado universo cibernético. Secuela del clásico de culto de 1982. (FILMAFFINITY) [+]
20 de diciembre de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las condiciones que se le suele exigir a un film para poder aspirar a la categoría de clásico años después de su momento es la capacidad para envejecer con cierta dignidad. No obstante el primer 'Tron', un film que si bien pudo ser técnicamente importantísimo, innovador para su época y hoy en día una merecida obra de culto conceptual, poco más que su interesante envoltorio puede ofrecer para salvaguardar su estatus de film a considerar después de unos 28 años que han dejado obsoleto gran parte de su propuesta.
'Tron' era un fallido blockbuster bastante justito no exento de una serie de defectos a los que, además, el tiempo no ha tratado precisamente bien hasta el punto de que sus logros visuales vistos por cualquier irrespetuoso cinéfilo de nueva hornada pueden resultar hasta ridículos. Y en este factor técnico es en gran medida donde este nuevo ‘Tron’ encuentra validez por cuanto se sirve de los avances tecnológicos para replantear un acabado técnico que luce de forma magistral durante sus muy distraídos 120 minutos de metraje. Y puede que esto no haga de esta 'Tron Legacy' una buena película porque, tal vez, tampoco tenga por qué serlo, pero librados de prejuicios en poco desluce un espectáculo (audio)visual de muy grato visionado y recuerdo.
¿Se hace necesario recurrir a una posible y odiosa comparación con 'Avatar'? Lo cierto es que no, pues se trata de dos films completamente distintos, aunque bien puede ser aceptada para ayudar a entender qué se puede esperar de 'Tron Legacy', y tal vez así sortear ese factor de riesgo sumo y doble filo que son las expectativas. Ambas producciones tienen algo en común, y es que funcionan mejor como experiencia que como película. En ambos casos la narrativa (audio)visual luce muy por encima de dos irregulares entramados dramáticos que no pasarían de ser correctos si no fuera por un envoltorio que las aupe a ese nivel superior en el que el bien o el mal pierden buena parte de su fundamento (y credibilidad). De igual manera que Pandora el mundo de 'Tron' cobra vida ante nuestros ojos con inusitado realismo y credibilidad, donde la integración de los elementos en un espacio tridimensional resulta excelente y otorga un fondo sensacional en donde desarrollar su historia, una línea argumental más bien sencilla, funcional y sin excesivas complicaciones pero que funciona dentro de su propia simpleza por cuanto mantiene en movimiento la trama sin injerencias superfluas a base de una idea atemporal, el amor de un padre por su hijo y viceversa. Esta historia condicionada por el contexto, pero sin depender en exceso de éste, es retratada con dinamismo y energía por el debutante Joseph Kosinski cuya excelente y muy medida labor tras las cámaras, sin apabullar a la audiencia ni dejarse llevar por los recursos esteticistas, dota de consistencia a un relato de tal manera que permite que podamos pasar por alto lo que podríamos considerar algún que otro "despiste" argumental.
'Tron' era un fallido blockbuster bastante justito no exento de una serie de defectos a los que, además, el tiempo no ha tratado precisamente bien hasta el punto de que sus logros visuales vistos por cualquier irrespetuoso cinéfilo de nueva hornada pueden resultar hasta ridículos. Y en este factor técnico es en gran medida donde este nuevo ‘Tron’ encuentra validez por cuanto se sirve de los avances tecnológicos para replantear un acabado técnico que luce de forma magistral durante sus muy distraídos 120 minutos de metraje. Y puede que esto no haga de esta 'Tron Legacy' una buena película porque, tal vez, tampoco tenga por qué serlo, pero librados de prejuicios en poco desluce un espectáculo (audio)visual de muy grato visionado y recuerdo.
¿Se hace necesario recurrir a una posible y odiosa comparación con 'Avatar'? Lo cierto es que no, pues se trata de dos films completamente distintos, aunque bien puede ser aceptada para ayudar a entender qué se puede esperar de 'Tron Legacy', y tal vez así sortear ese factor de riesgo sumo y doble filo que son las expectativas. Ambas producciones tienen algo en común, y es que funcionan mejor como experiencia que como película. En ambos casos la narrativa (audio)visual luce muy por encima de dos irregulares entramados dramáticos que no pasarían de ser correctos si no fuera por un envoltorio que las aupe a ese nivel superior en el que el bien o el mal pierden buena parte de su fundamento (y credibilidad). De igual manera que Pandora el mundo de 'Tron' cobra vida ante nuestros ojos con inusitado realismo y credibilidad, donde la integración de los elementos en un espacio tridimensional resulta excelente y otorga un fondo sensacional en donde desarrollar su historia, una línea argumental más bien sencilla, funcional y sin excesivas complicaciones pero que funciona dentro de su propia simpleza por cuanto mantiene en movimiento la trama sin injerencias superfluas a base de una idea atemporal, el amor de un padre por su hijo y viceversa. Esta historia condicionada por el contexto, pero sin depender en exceso de éste, es retratada con dinamismo y energía por el debutante Joseph Kosinski cuya excelente y muy medida labor tras las cámaras, sin apabullar a la audiencia ni dejarse llevar por los recursos esteticistas, dota de consistencia a un relato de tal manera que permite que podamos pasar por alto lo que podríamos considerar algún que otro "despiste" argumental.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
'Tron Legacy' no sería lo mismo sin su excelente banda sonora. Al igual que John Williams consiguió darle vida a los Episodios I y II, Daft Punk refuerzan el impacto de las imágenes con una banda sonora magistral. Sin duda una de las mejores composiciones del año, no ya sólo por su propia sonoridad sino también por su capacidad para mimetizarse con las imágenes por las que se dejan ver unos más que acertados Hedlund y Wilde, mucho más convincentes de lo habitual para esta clase de producciones, un histriónico Sheen emulando a un David Bowie con exceso de bits en el cuerpo, y un Jeff Bridges que acaba adueñándose de la cinta y que como es costumbre en él solventa la papeleta con mucha profesionalidad al que, además, le ha surgido un rival pixelizado que toma su imagen...
Bridges se desdobla en pantalla para dar vida también a CLU, una versión digitalizada de sí mismo que mantiene la juventud que la naturaleza ha privado al personaje de Kevin Flynn tras el paso de los años. Sin desmerecer para nada el esfuerzo técnico en la creación de este avatar virtual cabe decir que el resultado dista de ser tan perfecto como, por ejemplo, sí que resultaba en 'Benjamin Button'. Si bien en según qué planos el personaje virtual puede llegar a resultar creíble la multitud de primeros planos que regala la ingenua planificación de sus escenas, y que denotan una completa fe ciega en los efectos especiales, hacen de él un personaje sin alma por cuanto se hace presente su condición de marioneta artificial, donde sus posibilidades de credibilidad son mínimas en cuanto la cámara enfoca unos ojos que carecen de la vida que, por ejemplo, Pixar es capaz de dotar a las más diversas criaturas. No es el único defecto que podríamos achacarle a esta producción, entre los que podríamos citar que en su apuesta por resultar siempre entretenida se olvida de responder a algunos interrogantes: que el personaje de Tron queda relevado a un plano muy secundario (e intrascendente) y que existe cierta sensación de estancamiento mediada la cinta que, eso sí, se produce tras unos primeros 50 minutos sensacionales cuyo nervio narrativo se acaba recuperando en los últimos minutos. Pecata minuta... si nos dejamos llevar.
Puede que no sea una gran película pues su esfuerzo técnico no contempla una inversión similar en ganas en un libreto que no nos permite explorar apenas un mundo virtual repleto de posibilidades. Puede que incluso no alcance para ser siquiera la película que debería de haber sido. Pero eso no quita para que sea un gran espectáculo al que la "gran pantalla" se le queda pequeña. Y es que su poderío visual y sonoro es tan arrollador que incita a que cualquier factor negativo pueda ser despreciado en beneficio de un bien mayor. 'Tron Legacy' ni es perfecta ni puede que sea una joya, pero termina por ser una experiencia de lo más gratificante. Y es que esa es la palabra: es una experiencia.
Bridges se desdobla en pantalla para dar vida también a CLU, una versión digitalizada de sí mismo que mantiene la juventud que la naturaleza ha privado al personaje de Kevin Flynn tras el paso de los años. Sin desmerecer para nada el esfuerzo técnico en la creación de este avatar virtual cabe decir que el resultado dista de ser tan perfecto como, por ejemplo, sí que resultaba en 'Benjamin Button'. Si bien en según qué planos el personaje virtual puede llegar a resultar creíble la multitud de primeros planos que regala la ingenua planificación de sus escenas, y que denotan una completa fe ciega en los efectos especiales, hacen de él un personaje sin alma por cuanto se hace presente su condición de marioneta artificial, donde sus posibilidades de credibilidad son mínimas en cuanto la cámara enfoca unos ojos que carecen de la vida que, por ejemplo, Pixar es capaz de dotar a las más diversas criaturas. No es el único defecto que podríamos achacarle a esta producción, entre los que podríamos citar que en su apuesta por resultar siempre entretenida se olvida de responder a algunos interrogantes: que el personaje de Tron queda relevado a un plano muy secundario (e intrascendente) y que existe cierta sensación de estancamiento mediada la cinta que, eso sí, se produce tras unos primeros 50 minutos sensacionales cuyo nervio narrativo se acaba recuperando en los últimos minutos. Pecata minuta... si nos dejamos llevar.
Puede que no sea una gran película pues su esfuerzo técnico no contempla una inversión similar en ganas en un libreto que no nos permite explorar apenas un mundo virtual repleto de posibilidades. Puede que incluso no alcance para ser siquiera la película que debería de haber sido. Pero eso no quita para que sea un gran espectáculo al que la "gran pantalla" se le queda pequeña. Y es que su poderío visual y sonoro es tan arrollador que incita a que cualquier factor negativo pueda ser despreciado en beneficio de un bien mayor. 'Tron Legacy' ni es perfecta ni puede que sea una joya, pero termina por ser una experiencia de lo más gratificante. Y es que esa es la palabra: es una experiencia.