Toda la película se apoya en la sensacional actuación de José Sacristán, sin desmerecer los secundarios. El es quien da vida a su personaje, desangelado y derrotado, pero con ciertas dotes de imaginación e ingenio. Las escenas callejeras en la Barcelona de la época, el folclorismo de los colegios religiosos y los rústicos transportes públicos dan un aire de nostalgia a la cinta. El forzado detective es una especie de Carvalho (de Vazquez Montalban) en versión de a pie. La cinta tiene sus cabos sueltos y a veces falta cohesión pero no por ello deja de ser buena. Hay momentos muy graciosos. Destaca la banda sonora de Diego Cortés, interpretada por él mismo, con excelentes temas de flamenco - jazz - fusion de sabor catalán. Sin duda, la producción ha envejecido bien. Ha mejorado con los años. El tiempo es el mejor filtro.