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Voto de Null:
5
7.6
72,107
Aventuras. Drama
A principios de los años noventa, el joven e idealista Christopher McCandless (Emile Hirsch), adopta el nombre de Alexander Supertramp, deja sus posesiones y sus ahorros a la beneficencia y abandona el mundo civilizado con rumbo a la salvaje Alaska para entrar en contacto con la Naturaleza y descubrir el verdadero sentido de la vida. Adaptación del best-seller de Jon Krakauer, basado en las notas del diario de McCandless. (FILMAFFINITY)
19 de febrero de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
De hecho aún no he salido de esta encrucijada existencialista en la que vivo desde hace tiempo y sin embargo me parece que sin salir de casa he hecho mucho más por mí que Alex por él mismo con su excursión fallida al monte.
Me molesta que reuniendo en mí la predisposición perfecta para acabar enamorándome de ésta película, la misma no haya sido capaz en más de 2 horas de infundirme ni un poquito de esa libertad simple y auténtica de la que se supone que habla, ni rastro, es más, es precisamente eso lo que le falta a mi entender, autenticidad, todo suena demasiado manido y convencional como para ver en ello rebeldía ninguna que pudiera ser admirada, moralina pura.
Luego, me parece que consta de un material visual tremendamente desperdiciado con referencia a la infinidad de paisajes que aunque preciosos no me dicen nada o no más de lo que se espera que te influya un wallpaper landscape, y no sé exactamente por qué, a parte de esos momentos a cámara lenta que no acaban de cuadrarme y una banda sonora cansina que no deja de sonar en ningún momento, o las canciones pop-country que directamente me resbalan, esto lo dice una persona que es capaz de salvar truños fílmicos que cuenten con un par de canciones que me agraden, lo confieso, así que vamos, que no cuela ni el mensaje ni idea naturista ninguna, no voy a criticar aquí la banalidad con la que está tratado el tema de vivir en la naturaleza porque yo tampoco he pasado más de dos noches en el campo, pero oye ¿Qué hubiese sido de Alex SúperChuli sin el “autobús mágico”?... . Al chaval no lo tengo por pedante pero ni mucho menos por extraordinario ni maduro ni mierdas, que no.
Aún así no me desagrada la película del todo, simple pero sin mala intención, aunque bien podría ser tachada de pretenciosa por ir de trascendental y quedarse en el intento, pero la verdad es que no está mal del todo e incluso es posible reconocer atisbos de pureza verdadera en varias ocasiones, a veces pesada y otras más ligera, no hace mal a la vista ni al alma, o no mucho, porque también veo la media y me siento un pelín más incomprendida en el mundo, “Into The Nothing” la llamaría yo, pero de buen rollo.
Me molesta que reuniendo en mí la predisposición perfecta para acabar enamorándome de ésta película, la misma no haya sido capaz en más de 2 horas de infundirme ni un poquito de esa libertad simple y auténtica de la que se supone que habla, ni rastro, es más, es precisamente eso lo que le falta a mi entender, autenticidad, todo suena demasiado manido y convencional como para ver en ello rebeldía ninguna que pudiera ser admirada, moralina pura.
Luego, me parece que consta de un material visual tremendamente desperdiciado con referencia a la infinidad de paisajes que aunque preciosos no me dicen nada o no más de lo que se espera que te influya un wallpaper landscape, y no sé exactamente por qué, a parte de esos momentos a cámara lenta que no acaban de cuadrarme y una banda sonora cansina que no deja de sonar en ningún momento, o las canciones pop-country que directamente me resbalan, esto lo dice una persona que es capaz de salvar truños fílmicos que cuenten con un par de canciones que me agraden, lo confieso, así que vamos, que no cuela ni el mensaje ni idea naturista ninguna, no voy a criticar aquí la banalidad con la que está tratado el tema de vivir en la naturaleza porque yo tampoco he pasado más de dos noches en el campo, pero oye ¿Qué hubiese sido de Alex SúperChuli sin el “autobús mágico”?... . Al chaval no lo tengo por pedante pero ni mucho menos por extraordinario ni maduro ni mierdas, que no.
Aún así no me desagrada la película del todo, simple pero sin mala intención, aunque bien podría ser tachada de pretenciosa por ir de trascendental y quedarse en el intento, pero la verdad es que no está mal del todo e incluso es posible reconocer atisbos de pureza verdadera en varias ocasiones, a veces pesada y otras más ligera, no hace mal a la vista ni al alma, o no mucho, porque también veo la media y me siento un pelín más incomprendida en el mundo, “Into The Nothing” la llamaría yo, pero de buen rollo.