Sexto largometraje del maestro sueco y primer película de guión netamente suyo, los anteriores habían sido coescritos y en base a novelas o bien obras de teatro, Fängelse es una historia de su completa autoría.

La trama se centra principalmente en dos personajes, Birgitta Carolina (Doris Svedlund), una joven de diecisiete años que ejerce la prostitución y donde su propio novio es quien le consigue a sus clientes. Por otro lado Thomas (Birger Malmsten) es un reportero que da con ella durante un trabajo que está realizando.

Fängelse es una obra primordial en la filmografía de Bergman, por lo mencionado en el primer párrafo y porque de ahí, de ese primer guión, se cubre casi la totalidad de temáticas que él va a abordar el resto de su carrera, paso a reseñar: la religión y la existencia de Dios (la fe), el suicidio y la muerte, problemas de pareja, la mujer y los sueños.

Aparte consigue un film que se antoja muy fresco, de más de 60 años de antigüedad se nota muy actual por cómo está realizado y por tocar temas como el aborto o la prostitución. Además en su contexto, hay un juego de “cine dentro del cine” bastante sugestivo, algo de experimentación y un homenaje al cine mudo muy bien manejado.

Así mismo, la película cuenta con diversos diálogos bastante geniales, en este aspecto se denota mucho cuidado y empeño. Las actuaciones son correctas, la música muy tenue, muy sutil en escenas claves.

Con todo y esto hay que señalar el pecado más obvio de este film, que ocurre con un giro durante el último tercio bastante poco creíble y sin sentido, brusco incluso, uno pensaría que en ese punto la falta de experiencia pudo afectar un poco.

Pero Fängelse es sin dudarlo una muy buena obra, concentrada en 76 minutos muy bien aprovechados, donde Bergman en muchos momentos muestra tintes de la excelencia que alcanzaría años después durante su carrera.