Fantástica y crudísima película, con un guiño de western moderno, con parte de comedia, pero que transmite una profunda angustia, suficiente para que el espectador se remueva en la butaca. La profunidad del guión, la belleza técnica, la potencia de las actuaciones, convierten a esta película en una de las mejores del año.
Cabe mencionar el personaje protagonista, absolutamente memorable, la madre que revoluciona a todo un pueblo al usar tres grandes vallas publicitarias como recordatorio del horrible crimen que sufrió su hija, presionando así al jefe de policía (Woody Harrelson) con la investigación, papel con el que Frances McDormand ha conseguido el Oscar a mejor actriz en 2018.
Sólo se puede alegar en contra del filme una excesiva caricatura en algunos de los personajes secundarios, no acorde con el altísimo nivel de la obra, aunque esto no es suficiente para desmerecer una película tan original y valiente.