Me acerco a esta película un día de frío y aburrimiento, después de haber leído buenos comentarios, y convencida de que esa chica llamada Shailene (que tan bien está por ejemplo en Big little lies) no hace película mala. Pero al terminar de verla no puedo decir que esta historia me haya entusiasmado, como a otros le ha ocurrido.
Es verdad que su planteamiento tiene varios intentos de originalidad, bastante apreciables. El director parte del esquema típico de toda película romántica (chico encuentra chica, chico se enamora de chica, chico pierde chica y chico recupera chica), para modificarlo y así adaptarlo a las nuevas realidades.De esta forma podemos decir que es la chica la que encuentra al chico y es en un primer momento ella la que se enamora de él. No obstante en el nudo todo se vuelve disparatado, poco creíble y finalmente convencional. Me parecen inverosímiles tanto la historia del padre de Sutter (Miles Teller), como toda la supuesta experiencia vital que este chico popular y graciosillo puede despertar en Aimee (Shaiene Woodley).Todavía no me entero como puede ella enamorarse de tal tipo. ¿Por qué? Si es una chica inteligente, guapa, responsable y con un futuro esperanzador. ¿Cómo puede estar durante toda la película tan colgada de él? No sé porque en estas películas la chica siempre queda obnubilada por el chico popular y gamberro. Al fin y al cabo él no es más que un alcohólico primerizo, con traumas paternofiliales, que hacen que su carácter se escinda. Hubiera estado bien que Aimee no fuera la típica chica virginal, a la que un chico más vivido saca de sus clubes de lectura, para que aprenda a vivir y a decir lo que quiere.
Y desde luego la cinta carece de un buen ritmo dramático.