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España España · MADRID
Voto de Laura:
8
Romance. Comedia Un equipo cinematográfico británico recibe el encargo de hacer una película patriótica para levantar la moral de las tropas inglesas tras los bombardeos de la aviación nazi sobre Londres durante la Segunda Guerra Mundial. El problema surgirá cuando se desencadene una auténtica batalla de sexos. (FILMAFFINITY)
21 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de la reputada directora danesa, Lone Scherfig, nos relata los entresijos de un rodaje británico en plena Segunda Guerra Mundial. Más concretamente, Su mejor historia (2016) se centra en Catrin (Gemma Arterton), una chica que entra a trabajar como guionista del ministerio de propaganda y que tiene que lidiar con las penurias propias de una guerra y los machismos que intentan arrinconarla a ella y a la historia que está escribiendo.
En primer lugar es muy interesante el debate que crea la cinta a cerca de la importancia de tener voz y voto en las historias. Todos consumimos directa o indirectamente historias y éstas son fundamentales para transmitir una serie de valores. Por eso resulta tan importante que una mujer pueda, en los años 40, participar en el proceso de creación de una cinta destinada a animar al pueblo británico. Y de esta idea se desprenden otras dos. Por un lado, el claro feminismo de la cinta (no se sabe si consecuencia de tener una mujer al mando de la dirección) que privilegia el papel de Catrin por encima del de Tom, al inicio de la cinta el guionista jefe. Pero no solo queda ahí el feminismo, sino que los guionistas nos proponen un personaje autónomo e independiente que no está supeditado a su pareja, aunque lidie con contradicciones a cerca de lo que debe o no debe hacer una “buena esposa”. Desde luego si enfrentamos al personaje de Catrin con el de Alf llegamos a la conclusión de que él es sumamente egoísta e individualista, al pensar únicamente en su carrera artística, y ella sin embargo, no deja de pensar en los dos hasta el último tercio de la cinta. Y la otra reflexión tiene que ver con la película propagandística que están haciendo los personajes. El cine no se ha caracterizado por mostrar esta parte de la batalla que tan importante puede llegar a ser. Porque cuando tu ciudad está siendo bombardeada día y noche, tus familiares están desperdigados en el frente o directamente bajo tierra y tú sobrevives como puedes, poder ir al cine y ver a un puñado de compatriotas haciendo algo heroico puede ser fundamental. La mente en todos los aspectos de la vida es transcendental y en el devenir de las guerras no es diferente.

En esa línea es también de admirar que se apueste por un relato bélico en el que la batalla no se glorifica o embellece. Muy al contrario, las secuencias exteriores nos muestran una ciudad derruida y gente que vive en la absoluta pobreza. Pero inteligentemente la directora decide introducir la perspectiva del rodaje de una cinta, para que el duro relato sea más llevadero. Para cualquier amante del cine desde luego es una delicia ver como se pasa de tener el concepto de una película a estrenarla frente a un público. Aunque no hay que olvidar los antecedentes narrativos de Scherfig y esperar una cinta dulce y repleta de felicidad. La amargura llega por mucho que Catrin consiga aprovechar el hueco abierto durante la guerra, a causa de la marcha al frente de muchos hombres. Eso sí al final es inevitable sonreír y pensar que se ha disfrutado de una buena historia. Una historia de la que Catrin hubiera estado orgullosa.
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Laura
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