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Voto de Alejandro Rubio:
7
6.3
1,590
Documental Sigue a la gran provocadora del pop durante el lanzamiento de su nuevo álbum, los ensayos de su actuación en la Super Bowl, y sus batallas físicas y emocionales.
14 de octubre de 2017
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pasado viernes 22 de septiembre, coincidiendo con el segundo no-concierto de Lady Gaga en el Palau Sant Jordi, Netflix estrenaba el documental “Gaga: Five Foot Two“, en el cual se narraba el último año de la cantante neoyorquina. Con una promoción apoyada fundamentalmente en la cancelación de toda la gira europea, Lady Gaga nos contará en primera persona desde la grabación de su último álbum hasta segundos antes de su performance en el descanso de la SuperBowl. Pero, ¿hasta qué punto es necesario este documental?


El último año de Lady Gaga ha sido, al parecer, bastante complicado. “Gaga: Five Foot Two” no consiste en otra cosa que en la apertura de Stefani Joanne Angelina Germanotta, nombre real de la artista, delante de una cámara que grabará todos y cada uno de los momentos más importantes ocurridos desde mediados de 2016 hasta febrero de 2017. El documental, que puede verse de manera exclusiva en Netflix, comienza con Gaga en body-chandal gris, con restos de maquillaje de la noche anterior y dando de comer a sus dos perros rodeada de familiares. “Five Foot Two” es orgánico y natural y, por suerte, no resulta forzado.

Con la grabación de su notable “Joanne” como trama principal del primer tercio del documental, podremos ver a Gaga sumergida en el estudio rodeada de productores tales que Mark Ronson, al cual podemos considerar co-protagonista, o Bloodpop, ambos presentes en temas como “Perfect Illusion”. Pero no. “Five Foot Two” no es un making of, ni pretende serlo. Este documental tiene bien definidas sus intenciones, que se basan en mostrar todo el trabajo que desarrolla la artista tanto en el estudio, como en los ensayos o en el set de American Horror Story (en el cual no parece estar muy cómoda). Lo que viene siendo un lavado de imagen tras los primeros años repletos de excentricidades que la llevaron a lo más alto del pop.

Y es que este documental se acerca más a “Alaska y Mario” que a “We Love Tamara” o “Lindsay”. Gaga se muestra completamente desnuda (incluso literalmente en alguna de las escenas) y no tiene miedo a soltar alguna que otra perla por la boca. En “Five Foot Two” existen momentos tan gloriosos como la respuesta a ese mítico “reductive” que Madonna le ofreció como calificativo en una entrevista de televisión, donde Gaga afirma que el único problema que tiene con la reina del pop es que no haya tenido el valor de decírselo a la cara. Después, como siempre, Gaga se viene arriba y dice que ella, como italo-americana que es, lo único que quiere es que MDNA le eche huevos y la empotre contra la pared mientras la besa y le explica los problemas que tiene con ella. Todo muy normal.

Después comienzan los dolores musculares, culpables de la cancelación de la gira europea, explicaciones sobre la fibromialgia, Hillary Clinton, visitas de Florence en el estudio de grabación, Gaga diciendo “necesito un porro”, explicaciones sobre la ruptura con su ex-prometido Taylor Kinney, Gaga asistiendo a un bautizo, cámbiame la tela de la chaqueta que esta no me gusta, los problemas de promoción de “ARTPOP”… dando un resultado que podríamos calificar incluso como “kitsch”. Todo esto, obviamente, acompañado por cientos de canciones procedentes de su último álbum de estudio, “Joanne”, tales que “Perfect Illusion”, “Million Reasons”, “John Wayne” o “Joanne”, dando esta última lugar a uno de los momentos más emocionantes del documental.

Pero lo más sorprendente de este documental no es otro hecho que la universalidad que representa. Sorprende que Lady Gaga se haya alejando de producciones hechas solo para fans, haciendo de este “Five Foot Two” un documental disfrutable y casi necesario para todo aquel amante de la cultura pop o incluso de la música. La naturalidad con la que está dotado esta exclusividad de Netflix y la vivacidad que presentan sus muchísimas escenas provocan un ritmo muy acertado que impide que el espectador despegue la mirada.

“Five Foot Two” es una delicia para los fans, pero también para el espectador que no ha seguido de cerca la carrera artística de la neoyorquina. Aunque algo menos de victimismo hubiese sido idóneo para este trabajo, debemos tomar el personaje de Lady Gaga tal y como es. Si queremos disfrutar de todos sus proyectos, debemos entender su estado emocional y físico. Y eso “Five Foot Two” lo refleja muy bien.

Nota: 7 / 10
Alejandro Rubio
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