Siempre me quedará la duda de si solo contaron con Verónica Castro para una única temporada, o si ella pensó en retomar su papel y nunca se lo permitieron. La cuestión es que su personaje, Virginia, está presente durante cada una de las tres temporadas.
Lo bueno es que este culebrón modernizado, se mantiene en gran medida gracias a un personaje, Paulina; su lenta manera de hablar es exponecialmente inversa a su pensamiento, el cual es ágil y alocado. Ella es capaz de cualquier cosa por proteger y favorecer a su familia.
En esta familia hay toda una serie de intrigas, secretos y misterios, así como mucho "spicy".
Otro de sus puntos a favor son los temas musicales y la genialidad de mezclar el pasado con el presente para resolver gran parte de las incógnitas.
Si bien me gustó, también he de decir que partes del guión me resultaron escritas a modo brújula, según la serie iba triunfando y renovaban por otra temporada.
Lo más insólito de todo, es que Virginia con el paso de los años encogió unos diez centímetros, que es la diferencia de altura entre las dos actrices que la interpretan.
. Con tres temporadas se evitó que el interés de los espectadores se desinflara, así guardaremos un grato recuerdo de esta florería llena de música.