Otra vez nos llega una película independiente con muchos años de retraso, y lo hace en muy pocas salas. Una coproducción entre Francia y Canadá con un espíritu transgresor. Unos jóvenes con delitos a sus espaldas ingresan en Enola Vale, donde comparten su privación de libertad junto a otros presos.
Esa convivencia en común no comienza bien, pero principalmente por los oficiales del centro penitenciario. Todos los rumores de cosas que ocurren en las prisiones las podemos ver en esta película, y este es el aspecto más destacado. El problema es que con el paso de los minutos se mezclan varias escenas muy duras con otras más ridículas. Por lo tanto hay grandes escenas, con unos momentos en donde no pasa nada y una parte final muy exagerada, que en algún momento me llega a irritar.
Adam Butcher hace una gran interpretación, pero es el único, porque el resto del reparto no tienen carácter.
Hay que alabar la valentía del director para realizar un proyecto tan duro, y en donde no se han eliminado escenas que en algún caso pueden dañar la sensibilidad del espectador.
Muy recomendable a todas las personas que busquen una película dura, principalmente por algunas escenas. No es una película adecuada para los que no quieran sufrir, ya que esta película no es amable.