Esta no es una película de Disney al uso. Rompe moldes igual que su título, porque traspasa los típicos cuentos de hadas a los que la factoría nos tiene acostumbrados y cruza las fronteras de estos hasta llegar a los videojuegos.

La estética ochentera, la inclusión de personajes míticos como Pacman o algunos de los luchadores de Street Fighter, la creación de todo un universo interno en el que viven los personajes de los videojuegos y el uso de conceptos propios de este género lúdico supondrán un atractivo innegable para los más pequeños de la casa y también para los apasionados de las videoconsolas.

Pero ésta es además una película con personajes bien construidos en las que los malos no son necesariamente malos y los buenos no son siempre tan buenos. Y es por eso que no es solo una película para niños y amantes de los videojuegos sino que es mucho más.

"¡Rompe Ralph!" es una historia sobre la vida, sobre los sentimientos y, especialmente, sobre nuestro deseo de ser aceptados, de tener alguien que nos quiera y que nos acompañe a lo largo del camino. Es una película sobre la búsqueda de uno mismo, de sus valores y de sus metas. Es una película sobre la amistad y sobre la complementariedad (el bueno no existe sin el malo, puesto que se definen por contraposición).