Como dice el título, cuatro bodas y un funeral es el tiempo que tiene el patoso Grant para enamorar a la bella MacDowell. Pero la realidad es algo más complicada que eso. Amores y desamores, encuentros y desencuentros conforman las divertidísimas tramas de una de las comedias románticas estrella del cine británico contemporáneo.
El arranque, como carta de presentación de la historia, mediante una serie de repetidas maldiciones, es uno de los más originales que yo recuerdo.
Esta película, de paso, le ha servido a su protagonista (Hugh Grant) para labrarse prácticamente todo el resto de su carrera; a partir de aquí, ya ha sabido siempre como actuar, ya que este papel lo ha repetido en innumerables ocasiones.
Impagable por cierto la escena con Rowan Atkinson.