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Hay ocasiones en las que encuentras en una persona un nuevo motivo para seguir viviendo, para permanecer el resto de tu vida al lado de esa persona, porque aprendes de sus virtudes y la ''comprendes'' al aceptar sus defectos y tranquilizarla en sus inquietudes, cuando el deseo sexual no marca tu relación con esa persona y todo es más profundo, va más allá y sigues a su lado porque sabes que es mucho más que un simple polvo de medianoche... entonces es cuando sabes que te has enamorado.
Pero a veces esa ''aventura'' a la que te sometes al amar a alguien sale mal y todo se va al carajo, ¿qué te queda? Unas dudas, unos eternos pensamientos... ¿qué pudo salir mal?, ¿por qué ya no me ama?, ¿es un@ aprovechad@ que disfrutó haciéndome daño?, ¿mientras yo estoy aquí llorando y sufriendo durante todo el día por su culpa él/ella está disfrutando tan tranquilamente de tener un peso menos del que preocuparse?...
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Si en el cine ha habido un sinfín de películas que han tocado el tema del desamor, de la pasionalidad del romance, del "amamonamiento" que sufre cualquier e-n-a-m-o-r-a-d-@ de verdad... '500 días juntos' es la que realmente refleja en toda su verosimilitud y absoluta certeza todo lo que concierne a sentir la flecha del amor brotando por todo tu cuerpo... aquellas hipnóticas miradas, aquellos besos fundidos en un placer que no parecía tener rival, aquellos momentos que ya pase lo que pase jamás se podrán olvidar...

Con un perfecto guión que desglosa la historia por tramos durante 500 interminables días de desamor, risas y locuras el prometedor debut de Marc Webb se reserva algunos originalísimos recursos que no tardarán en ser "homenajeados" (AKA copiados) durante y para la posteridad (esa pantalla dividida en dos partes mientras una muestra las jugosas expectativas del protagonista y la otra lo que finalmente es la triste realidad, o ese número musical post-sexo que nos hace sentir la misma felicidad que cuando de veras sentimos que hemos conseguido a alguien); o la excelente selección de canciones capaces de tocar la fibra sensible del respetable e introducidas de manera perfecta dentro de la historia.

Una película perfecta, llena de emociones puras y exenta de tópicos y efectismos varios, con el sabor del desamor en su punto álgido... en aquel en el que nos damos cuenta de que seguir luchando resultará ser algo infructuoso y absurdamente doloroso como para continuar, mientras que el resto nos quedamos con la sonrisa y la profunda mirada de una hipnótica y bellísima Zooey Deschanel seguida por la melancólica mirada de un Joseph Gordon-Levitt que ve como todas sus ansias de 'vida' se desvanecen en la nada...

(Fin de crítica en spoiler)