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España España · Sevilla
Voto de Musiczine:
1
Bélico. Drama. Acción A finales de la II Guerra Mundial (1939-1945), a un selecto grupo de historiadores, directores de museos y expertos en arte, tanto británicos como norteamericanos, se les encomienda la importante y peligrosa misión de recuperar las obras de arte robadas por los nazis durante la guerra para devolvérselas a sus legítimos propietarios. Era una misión imposible: las obras estaban muy bien custodiadas y el ejército alemán tenía orden de ... [+]
19 de marzo de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada, absolutamente nada hacía presagiar el morrocotudo fiasco que supone contemplar MONUMENTS MEN. Ni la categoría de su realizador, ni el asunto histórico que pretende abordar, ni el plantel artístico convocado hacían prever la tremenda decepción de sus resultados finales. El intento bélico-historicista que plantea George Clooney en su última obra queda saldado en pantalla como un fracaso superlativo, indigno de la fiabilidad a las que nos éste nos tenía acostumbrados. Hallar en ella el más mínimo fulgor de su magnífica LOS IDUS DE MARZO, por ejemplo, se antoja tarea imposible: cualquier parecido entre ambas resulta interrogante sin respuesta.

Quizás, sea precisamente el hecho de no cumplir ninguna de las expectativas creadas antes de su visionado el origen de la enorme irritación que provoca el film. Causa agria estupefacción comprobar cómo Clooney desperdicia, ningunea, humilla el indiscutible potencial acumulado en la idea generatriz del proyecto: alumbrar conocimiento sobre uno de los episodios más conmovedores de la 2ª Guerra Mundial, que, sin duda, hasta hace bien poco no había alcanzado la repercusión merecida, y que, cabía esperar, el presente proyecto pretendía enaltecer, prestarle el reconocimiento merecido. Seguramente la publicidad hecha por el film habrá cumplido con el objetivo. Desde luego, éste no.

THE MONUMENTS MEN basa su andadura en el libro mediante el cual Robert M. Edsel y Brett Witter investigaron en la gesta de los llamados “Hombres de los Monumentos”, un grupo de directores de museos, especialistas, historiadores y profesores universitarios que acudieron al frente de guerra, durante el conflicto bélico antes citado, con la intención de salvaguardar el legado cultural y artístico que los nazis pretendían expoliar o hacer desaparecer una vez estaba claro que el final de la contienda estaba cerca y a favor del ejército aliado. Se sabía que Hitler estaba haciendo acopio de los mejores tesoros sitos en los lugares conquistados con la intención de hacer el museo más importante del mundo. El final de la lucha hacía temer que la dispersión de las obras robadas jugara a favor de quienes las tenían ocultas.

Con semejante punto de partida, lastimosamente, Clooney se empecina en caer en el peor de los defectos posibles: el de la acumulación de episodios, el de la extrema fragmentación del relato, esto es, el de la superficialidad expositiva a fuerza de no centrarse en un hilo argumental. La idea de abordar un relato coral en el que se premia la cantidad de personajes y puntos de vista antes que el detalle en la radiografía de cada uno de ellos y, sobre todo, antes que la claridad de tono y la firmeza narrativa que hubiera prestado una elección menos dispersa provoca que MONUMENTS MEN fenezca de puro colapso dubitativo, facilón, episódico y deslavazado.

El film tarda muy poco en evidenciar que nace herido de caos, pues queda explicitado a las primeras de cambio que el realizador no sabe en ningún momento qué baza elegir: si el relato fieramente historicista y, por lo tanto, bélico, si el relato irónico-humorístico más propio de una cinta de aventuras bélicas al estilo, por ejemplo, de LA GRAN EVASIÓN, de John Sturgues, o si una operación de homenaje cinéfilo al género tratado en la que jugar la carta de la rememoración cinéfila, al estilo de lo intentado por Soderbergh en EL BUEN ALEMÁN. Lo dicho, Clooney amaga con mucho y pega con nada, de ahí que el noqueado sea su film y también quien lo contempla.

MONUMENTS MEN pide a gritos una depuración, un tino, una consistencia y una apuesta clara. Al no recibir ninguna de estas premisas, lo que consigue es convertirse en anodina, irritante y fútil ilación de subtramas despedazas a capricho de barato entretenedor. La arrolladora ligereza con la que está resuelta degrada a los personajes hasta extremos de patética inconsistencia, reiterativo ninguneo y nulísima gracia. La tensión del relato no cuaja el más mínimo atisbo de intensidad (bochornoso el episodio de la mina pisada). Plomo, desinterés, rutina y gratuidad se apoderan de una narración que sóla causa la peor de las apatías, el más nocivo de los desintereses. Para colmo de males, la torpeza para la creación de la comicidad viene a dejar bien claro (por si ya no lo estaba tras la infausta ELLA ES EL PARTIDO), que Clooney no está capacitado para la comedia.

Da la impresión de ser un film hecho a disgusto, en el que el propio director, sin valor para detener la operación, se diera cuenta de la calaña del producto y se limitara a concluir cuanto antes el mal rato. Episodios como los que atañen al personaje de Matt Damon, a los de John Goodman y Jean Dujardin, o al del propio Clooney merecen castigo de pelotón fusilándolos. Sólo el de Cate Blanchett y el mínimo atractivo con el que resuelven sus respectivas nulidades el buen hacer de Bill Murray y Bob Balaban consiguen no naufragar en esta inesperada tomadura de pelo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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