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Voto de Lafuente Estefanía:
4
Western Obligado por las circunstancias, el ganadero Jim Redfern emprende el camino que conduce al Cariboo, donde espera encontrar el oro del que habla todo el mundo. En su viaje se enfrentará a atracos, emboscadas, ataques de los indios, pero, sobre todo, tendrá que vérselas con el todopoderoso Frank Walhs, dueño y señor del territorio. (FILMAFFINITY)
16 de octubre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título de la cinta, "La ruta del caribú", hace referencia al camino histórico de carros que desde mediados del siglo XIX discurría en el interior de la actual provincia canadiense de la Columbia Británica. Se trata de una auténtica hazaña de ingeniería que atraviesa cañones muy peligrosos para poder acceder a los campamentos mineros y a los pequeños pueblos que fueron surgiendo en la región como consecuencia de la fiebre del oro. El nombre de la ruta procede a su vez del caribú o reno, muy abundante en la zona y que también emigra en invierno a latitudes más templadas.
La película trata de dos amigos, Jim Redfern (Scott) y Mike Evans (Williams), que con un pequeño rebaño de 36 reses marchan de Montana hacia el Norte por la ruta citada en busca de oro. Tendrán sus problemas pues ya lo dicen ellos, "El oro y el ganado no combinan".
Como sucede siempre en la frontera, no lo van a tener fácil. A la altura de Carson Creek se encuentran que deben pagar a unos facinerosos el derecho de pontazgo por atravesar un frágil puente de madera sobre un arroyo que fácilmente pueden vadear sin ayuda. Allí empiezan los tiros y los problemas, pues en el pueblo manda un curioso cacique, Frank Walsh (Jory), que con sus gafas y sus ademanes más parece una rata usurera.
Lo demás son aventuras mal hilvanadas en un guion precipitado. Se salva un poco la realización por la belleza y la fotografía de los paisajes, pero nos presenta unos personajes estereotipados que ya hemos visto cientos de veces, con bruscos e inexplicables cambios de carácter en alguno de ellos. La ventaja en este caso es que no se pretende nunca ocultar esta circunstancia. Se agradece la franqueza.
Interpretaciones correctas, Scott incluido, y notable en el de su veterano amigo Oscar (Hayes).
Tampoco es mucho mejor la parte sentimental con la inevitable propietaria de la cantina, Frances Harrison (Booth), que, al menos, luce su belleza.
De los indios mejor no hablar: pocos, inútiles, innecesarios y, sobre todo, pésimamente caracterizados.
No queda muy bien que digamos el Dr. John S. Rhodes que atiende la herida en el brazo de Mike en su clínica de Carson Creek, pues termina por amputárselo.
Cinta modesta de medios y de calidad cinematográfica, que recomendamos un poco por el sabor sencillo y sin pretensiones que destila el western de la época.
Lafuente Estefanía
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