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España España · Madrid
Voto de John Doe:
7
Aventuras Con el fin de conseguir una exitosa temporada, el empresario circense Brad Bramen, contrata al famoso trapecista Sebastián para emparejarlo con Holly, una de las trapecistas favoritas del público. (FILMAFFINITY)
7 de agosto de 2007
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había una vez un cine… lleno de color, un mundo de ilusión, pleno de alegría y emoción...podría haber dicho la vieja canción de los payasos desgastada ya por las cuerdas vocales de tantos niños. Yo no lo recuerdo desde la nostalgia de haberlo vivido, se lo debo a las maravillas de nuestro tiempo, a la magia de Google, que con afán investigador me ha permitido re-recordarlo. Pero, como decía, había una vez un cine que atraía a gentes sencillas gracias a sus complejos representaciones, que entretenía con ensoñaciones bajo su inmensa lona azul a pueriles padres y a curtidos hijos, a parejas ancianas y jóvenes sin pareja, con sus clásicas escenas de riesgo (no por ello menos arriesgadas), sus clásicos gags físicos (no por ello más graciosos),…

En conjunto, un interesante regreso al pasado con una (nueva) súper-producción con Cecille B. de guía, de jefe de pista de un espectáculo (porque, dónde está el autentico espectáculo ¿delante o detrás de las cámaras?) en el que nos muestra que, del mismo modo que en el circo, había una vez un cine en el que lo que importaba eran las historias, sencillas la mayoría de las veces aunque emocionantes, pero quizá todo ello demasiado clásico, inocente, para una época, la actual, que es difícil se sienta identificada con sus tramas… ¿quizá cuando salga para la play station?

En esta película todo gira entorno a temas amorosos: clásicos argumentos con enredo, clásicas escenas de riesgo que llegan en el momento inoportuno y clásicos finales felices, perfectas escenas dramáticas prefabricadas made in Hollywood (sin duda ésta debe ser de esas películas a las que los críticos llaman clásicos).

En definitiva un espectáculo quizá hoy día caduco que, como otras muchas cosas, encuentra su principal valor de cambio en la nostalgia.

Con todo, éste clásico previsible sale ganando en la comparación con los actuales hits palomiteros desprovistos de (auténticas) emociones, las de las gentes sencillas y humildes.

[Recomendación: es (siempre) aconsejable ver la película en v.o. subtitulada, porque además de poder disfrutar de las actuaciones de sus grandes intérpretes (quizá lo más reseñable de ella) no cabrá la posibilidad de despistarse con el acento francés del gran Sebastián (¿es francés o en realidad es que está constipado?)].

FIN.
John Doe
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