No es fácil contar historias nuevas con trasfondo moral sobre gente corriente que se entrecruzan. Crash lo consigue con mucho mérito, y uno no sale del cine con el corazón frío, complejo de culpa y el estómago revuelto. Es decir, es un drama, pero con buenas dosis de comedia, acción y conflictos de situación resueltos de forma inteligente y bien justificada.

Tenemos a un inspector de policía con problemas familiares encarnado con pulso firme por Don Cheadle, otro policía (tal vez su otro lado) racista muy bien interpretado por Matt Dillon, un realizador de televisión incapaz de matar a una mosca, una madre enferma, un fiscal del distrito cuya vida da un giro cuando dos atracadores negros le roban el coche delante de su mujer a punta de pistola, y una familia de iraníes cuyo padre no atiende a razones. También encontramos a Ryan Phillipe en la piel de un policía novato con demasiados escrúpulos a quien le toca patrullar junto a Matt Dillon. Es digno de mención cómo cambian de parecer en cuanto a la vida tanto el policía más joven como el más veterano. El más joven, que empieza con todos sus principios, y el mayor, que se ve obligado a ayudar a una mujer negra que ha sufrido un accidente.

Todos estos personajes se cruzan en algún momento de forma tan violenta que cambiará sus vidas para siempre. El cambio de registro que presentan a lo largo de la historia es lo más interesante, junto con la banda sonora intimista que evoca su estado de ánimo y se ofrece salpicada de blues y música étnica variada, sobre todo cuando se refiere a los iraníes.

Es un canto a la vida, al amor y a la solidaridad, una película de denuncia a la violencia de las armas que nos recuerda lo bueno de agradecer y apreciar las cosas que tenemos como el día en que las conseguimos. Además, la película tiene una gran belleza visual.

El título es muy adecuado, ya que termina como empieza, con un accidente de coche. Los accidentes también presentan cierta moralidad, ya que en ambos es un coche que viene por detrás el que choca contra el que va delante. Es decir, lo que viene detrás, el pasado, es lo que choca con el presente y altera completamente el curso normal de las cosas. Por lo demás, naturalmente, no tiene nada que ver con la otra película del mismo título de David Cronenberg.