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Voto de Nolte:
8
5.4
11,822
Thriller. Intriga
Lisa Reisert (Rachel McAdams) vuela a Miami. Poco después del despegue, Jackson (Murphy), su compañero de asiento, le revela la razón de su presencia a bordo: él es el artífice de un complot para matar al Comisionado de Homeland Security, y Lisa es la clave para llevarlo a cabo. Si ella se niega a cooperar, Jackson ordenará que maten a su padre. Atrapada en el avión, Lisa buscará desesperadamente una forma de eludir a Jackson y evitar ... [+]
14 de marzo de 2006
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La metáfora más terrorífica de una pesadilla. Una noche lluviosa, un vuelo nocturno. Un éxito.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Wes Craven pasa del terror puro al thriller de resonancias políticas con esta esforzada película. Sus protagonistas son el siniestro Cillian Murphy (“28 días después, Batman Begins") cuyos brillantes ojos azules atraviesan el celuloide, y Rachel McAdams (Lisa Enrieta), gerente de un hotel donde se alojará el Secretario en Seguridad Nacional. Será su bella acompañante en un vuelo que él espera a que despegue para convertir en pesadilla. Es una mujer muy guapa y atractiva que desde el punto de vista psicológico es altruista, responsable, atenta y sobre todo profesional. No obstante, tiene miedo a volar.
El arranque de la película es muy parecido al de “Scream”, ya que presenta a los personajes principales en situaciones muy estresantes a través del teléfono, la verdadera amenaza. Cillian Murphy es Jackson Ripner, un apellido que en inglés está a una letra de evocar al célebre destripador londinense y cuyas iniciales coinciden asimismo con las del padre de ella, tal y como lo hacen constar. De esta sutil manera consigue el director sembrar la inquietud en el espectador, al hacerle entender que hay algo maligno inherente a la identidad del personaje. Constantemente interrumpen a Jackson mientras trata de seducir a Lisa en el bar del aeropuerto donde se acaban de conocer, pero nadie imagina que esa misma persona con la que habla por teléfono es su sabueso, quien espera su orden para matar al padre de ella. Esa dualidad en el personaje de Jackson es lo que llama la atención, su doble faceta de joven encantador, culto y seductor a la vez que cruel y despiadado embutido en traje de ejecutivo en busca de su presa.
Otra fórmula que funciona perfectamente en el guión es que siempre que preguntan algo a Lisa, luego le preguntan si está segura, sobre todo su padre, como si pensara que ha contestado sí la primera vez por cortesía. Parece indicar que existe una mayor necesidad en mostrar preocupación por parte de quien pregunta que el interés verdadero por su estado, y emplean esa pregunta amable con la excusa de reclamar su atención cuando los que no están bien son ellos mismos. Se trata de una muestra de debilidad que no comparte el carácter dinámico del personaje de Lisa. Ella es una mujer directa y práctica que no necesita que le pregunten las cosas dos veces, algo que puede molestar a alguien amable al tiempo que guarda las mismas connotaciones despectivas de Jackson para con los demás semejantes y la acercan a sus pautas de comportamiento. Ambos se mueven en progresión, dejando atrás los caracteres más débiles y forjando su faceta más fría, profesional y cada vez menos humana.
Todo este frenesí psicológico anterior a embarcarse en el avión a la que Wes Craven somete al espectador convierte la butaca en una pequeña prisión donde los barrotes más sólidos son el miedo y la culpa.
En conjunto, una película de un maestro de la vieja escuela que aunque pierda cierto interés por lo típico de su final, es muy recomendable.
El arranque de la película es muy parecido al de “Scream”, ya que presenta a los personajes principales en situaciones muy estresantes a través del teléfono, la verdadera amenaza. Cillian Murphy es Jackson Ripner, un apellido que en inglés está a una letra de evocar al célebre destripador londinense y cuyas iniciales coinciden asimismo con las del padre de ella, tal y como lo hacen constar. De esta sutil manera consigue el director sembrar la inquietud en el espectador, al hacerle entender que hay algo maligno inherente a la identidad del personaje. Constantemente interrumpen a Jackson mientras trata de seducir a Lisa en el bar del aeropuerto donde se acaban de conocer, pero nadie imagina que esa misma persona con la que habla por teléfono es su sabueso, quien espera su orden para matar al padre de ella. Esa dualidad en el personaje de Jackson es lo que llama la atención, su doble faceta de joven encantador, culto y seductor a la vez que cruel y despiadado embutido en traje de ejecutivo en busca de su presa.
Otra fórmula que funciona perfectamente en el guión es que siempre que preguntan algo a Lisa, luego le preguntan si está segura, sobre todo su padre, como si pensara que ha contestado sí la primera vez por cortesía. Parece indicar que existe una mayor necesidad en mostrar preocupación por parte de quien pregunta que el interés verdadero por su estado, y emplean esa pregunta amable con la excusa de reclamar su atención cuando los que no están bien son ellos mismos. Se trata de una muestra de debilidad que no comparte el carácter dinámico del personaje de Lisa. Ella es una mujer directa y práctica que no necesita que le pregunten las cosas dos veces, algo que puede molestar a alguien amable al tiempo que guarda las mismas connotaciones despectivas de Jackson para con los demás semejantes y la acercan a sus pautas de comportamiento. Ambos se mueven en progresión, dejando atrás los caracteres más débiles y forjando su faceta más fría, profesional y cada vez menos humana.
Todo este frenesí psicológico anterior a embarcarse en el avión a la que Wes Craven somete al espectador convierte la butaca en una pequeña prisión donde los barrotes más sólidos son el miedo y la culpa.
En conjunto, una película de un maestro de la vieja escuela que aunque pierda cierto interés por lo típico de su final, es muy recomendable.