Un film que sólo despierta sonrisa por la nostalgia de tiempos pasados (y no digo que aquellos fueran mejores). Reunir a los personajes de una película exponente del cine gamberro pasados más de 10 años debería haber dado para algo más trabajado y, cuando menos, malintencionado (tampoco le vamos a pedir mucho viendo el producto inicial del que proviene).
Y es que no hay verdaderamente escenas hilarantes, y las que están cerca de serlo (pocas) no están aprovechadas, cimentándose toda la cosa humorísitica en lenguaje soez y escatologías varias (con el personaje de Stifler como protagonista único), ya cansinas. Se echa de menos más humor autorreferencial (como cuando confunden al pesonajes de Jason Biggs con Adam Sandler), y le sobra el rosario de personajillos que aparecen en tropel en el último cuarto de hora para poco más que hacer acto de presencia en homenaje a la primera peli de la saga.
Ni que decir tiene que la moralina y pseudo-sensiblería está totalmente forzada, desencajada y da casi pena.