Aprovechando que me gustaron moderadamente los dos trabajos que lanzó Ibon Cormenzana en 2022 como director: "La cima" y "Culpa", he decidido ir para atrás, cual cangrejo, y recuperar su anterior film. Hablamos de "Alegría tristeza", obra que firmó en 2018.
Aún asumiendo que el conjunto nunca llega a estar a la altura de un magnífico Roberto Álamo, cosa que es una verdadera pena porque era carne de premios el papel, creo que la película tiene un puñado de cosas gratas a las que aferrarse.
Me he tragado con gusto esta amarga historia sobre flagelarse como penitencia por males que creemos han llegado fruto de errores nuestros —tema recurrente en la obra del cineasta —, aunque, seamos francos, hubiera funcionado mejor en manos de un Fernando Franco. Creo que Cormenzana le imprime demasiada luz, y no sólo va en sentido literal, a una historia que, en el fondo, es muy oscura. Tendría que haber sido más áspero, como lo es el personaje de Álamo. Cosa por la que este acaba pareciendo un poco pez fuera del agua.
Luego también hay un momento dado en el que parece que la historia principal de "Alegría tristeza" sale de foco, siendo devorada por algunas tramas secundarias que derivan muchas veces en el melodrama. Vale que sólo se les está dando su propio arco a los secundarios, pero por momentos se encienden todas las alarmas.
En fin. A ver qué más nos depara Ibon Cormenzana.