Una de esas películas aliñadas con un reparto excepcional y que tengo la sensación bajaría muchos enteros de haberla protagonizado otro reparto desconocido de actores; me refiero a que Lumet se ha rodeado de seguros de vida envueltos en un guion bastante mañido pero resultón. Y és que todos ellos, me refiero a los actores, son atractivos reclamos de los que se pueden esperar grandes cosas:

Seymour Hoffman, es de lo mejorcito que nos podemos encontrar en un cine, con un físico que por lo menos a mí me desagrada mucho, se ha convertido es una verdadera alimaña cinematográfica que hace lo que le da la gana.

Ethan Hawke lo solventa como siempre, aunque ya empiezo a estar un poco harto de que este actorazo siempre haga los mismos gestos recurrentes.

Albert Finney suma mucho en un final que lo necesita como agua de Mayo

Y por último una Marisa Tomei cañon que me dejó de piedra por su actuación y su cuerpazo, ¡¡bravo Marisa!

Aún así, esta peli será gustosa para quienes disfruten del drama de miserias humanas, personajes realmente sin escrúpulos envueltos en una psicosis de autodestrucción, por no olvidar el "machaqueo" de las secuencias temporales que vivimos de todos los protas que en ocasiones me parecen cansinas y angustiosas.

Yo solo he disfrutado de secuencias sueltas de muchos quilates, pero contadas, vamos que, todo el sufrimiento que la película nos suelta a borbotones no me compensa con el argumento, y solo la salvo por el maravilloso reparto que lo decora.