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Voto de McCunninghum:
9
6.0
4,449
Fantástico. Drama
El Tío Boonmee sufre una insuficiencia renal aguda y decide acabar sus días entre los suyos en el campo. Sorprendentemente, los fantasmas de su mujer muerta y de su hijo desaparecido se le aparecen y lo toman bajo sus alas. Mientras medita sobre los motivos de su enfermedad, Boonmee atraviesa la jungla con su familia hasta llegar a una cueva en la cima de una colina, el lugar donde vino por primera vez al mundo. (FILMAFFINITY)
14 de diciembre de 2010
39 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda encarnación del cine fantasmagórico a cargo de la productora Eddie Saeta (nombre empresarial de Luis Miñarro), el último trabajo de Apichatpong Weerasethakul (quien quiere que lo conozcamos como Joe, para facilitar las cosas a los críticos encannecidos y ajenos al poliglotismo) es una película que llegaba rodeada de un aura mediática que el creador de Síndromes and a Century (06) jamás había tenido, pese a haber ganado en el mismo Cannes con Blissfuly Yours (02). Ganadora de la última Palma de Oro gracias sobre todo al papel del Presidente del Jurado, Víctor Erice (el gran Bartleby de la cinematografía ibérica), Uncle Boonme (UB)… no representa un giro especial en la obra de Apichatpong/Joe. Lo cual no explica las profusas eyaculaciones y/o especulaciones de la masa crítica cahierista, si bien justifica la defensa a ultranza de un realizador que seguramente sea (junto con Zhang-Ke, Ming-Liang, Costa, Alonso o Lav Díaz) uno de los más representativos de la delicuescente actualidad del cine, consistente en el desbordamiento de los contenedores habituales, en la transfiguración de la imagen y la mirada. Y, según todas las listas publicadas el último año, uno de los directores más importantes del siglo XX. Así, UB, como prístino ejemplo de ello, es sólo la parte de un todo, un fragmento metonímico de un complejo de acciones que cae bajo el nombre de “Primitive”, y que acoge varios cortos, media docena de instalaciones y el largometraje. Más allá de la sala obscura del cine, las nuevas imágenes globales invaden otros lugares, otras pantallas. Otras vidas.
UB continúa la senda marcada por filmes como Misterous object at noon (00) o Tropical Malady (04), un camino que transita subrepticiamente entre el mundo de los vivos y el de los muertos, el del tiempo real y el mnemotécnico: unas resonancias del más allá que tenían su objetivación material en la repetición especular que acabó por convertirse en “el toque Api”. Nos referimos a la estructura dual que adoptaban todas sus películas, al menos hasta ahora: en esa idea del doblete, de la repetición con variaciones, se hacía visible la metempsicosis, la transmigración de las almas. De esa forma, se llevaba a cabo la puesta en escena de una creencia (basal en el budismo que Joe profesa), la misè en escene del milagro, siguiendo una sublime tradición que lo emparienta con Dreyer, Bresson, Rohmer o Tarkovsky. Lo cual convierte al joven estudiante de cine tailandés (pero formado en Chicago, en la radicalidad yanqui a lo Jacobs, Snow, Smith o Brakhage) en algo que jamás pudo imaginar: un Gran Autor. Lo quiera o no, ese trabajo ya lo ha hecho la crítica.
(sigue en spoiler)
UB continúa la senda marcada por filmes como Misterous object at noon (00) o Tropical Malady (04), un camino que transita subrepticiamente entre el mundo de los vivos y el de los muertos, el del tiempo real y el mnemotécnico: unas resonancias del más allá que tenían su objetivación material en la repetición especular que acabó por convertirse en “el toque Api”. Nos referimos a la estructura dual que adoptaban todas sus películas, al menos hasta ahora: en esa idea del doblete, de la repetición con variaciones, se hacía visible la metempsicosis, la transmigración de las almas. De esa forma, se llevaba a cabo la puesta en escena de una creencia (basal en el budismo que Joe profesa), la misè en escene del milagro, siguiendo una sublime tradición que lo emparienta con Dreyer, Bresson, Rohmer o Tarkovsky. Lo cual convierte al joven estudiante de cine tailandés (pero formado en Chicago, en la radicalidad yanqui a lo Jacobs, Snow, Smith o Brakhage) en algo que jamás pudo imaginar: un Gran Autor. Lo quiera o no, ese trabajo ya lo ha hecho la crítica.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por eso, para enfrentarse al último filme de Joe, se conozca o no su ya extensa y fecunda obra previa, lo mejor es seguir su propio consejo: “No penséis demasiado”. Dejarse llevar por la cadencia de las secuencias y por la inocencia del acontecimiento. Un ritmo que ya en su comienzo nos anuncia el tempo: un buey atado a un árbol lucha por soltarse. En el plano, naturalmente iluminado, un rumiante se libera y se adentra en la jungla (escenario omnipresente en su cine, como en el de Lav Díaz): el tiempo del film es ese rumiante. Sin saberlo, Joe cita a Nietzsche y Bela Tarr de una forma hermosa: tomarse el tiempo necesario, ser rumiante (que es la forma meditabunda del no pensar), construir un tiempo del no tiempo, de la simultaneidad multipléjica. Como la estructura circular del tango: 6 pasos adelante, 6 atrás.
6 rollos tiene el filme. Cada uno rodado con un estilo y una forma particulares, acorde con el capítulo que despliegan. Sin entrar en pormenores sobre la historia, para ello es menester videar rollo tras rollo, sin pensar: lo que Joe nos pide es un acto de fe. Citando a cierto Tenor Afín que cita a alguien citando a otro: “no es un fade out, es un fantasma”. Debemos de sorprendernos tan poco –o de tal forma- a como lo hace el Tío Boonme cuando se aparece su mujer muerta, o su hijo hecho un Chigüaca con los ojos rojos. Debemos aceptar, como siempre lo ha hecho el lenguaje –naturalmente- que es posible que una bella odalisca sea follada por un pez. Debemos creer que es posible. Todo es posible en este filme que lo mismo es fantástico, que dramático, que cómico, que político. Su transformismo nos habla de una esencia de lo real: múltiple e inaprehensible como un todo. ¿Película de fantasmas, comedia dramática familiar, parábola política de la situación política de Tailandia? Todo eso y mucho más.
Circularmente, las seis partes (1+2+3=6) se cierran en la muerte de Boonmee (personaje verídico, y que ya había sido mencionado en otro filme de Api), que vuelve al mismo lugar donde nació. En ese lugar, la cueva del Tío Boonmee, la mirada de Joe lo deja morir, tranquilo y feliz, y hace que aparezca el universo entero en una pared de roca (como Godard nos hiciera ver una galaxia en una taza de café en "Dos o tres cosas que séde ella" (67)), ante nuestros ojos, límpidos y depurados ahora. Es posible. Créetelo.
6 rollos tiene el filme. Cada uno rodado con un estilo y una forma particulares, acorde con el capítulo que despliegan. Sin entrar en pormenores sobre la historia, para ello es menester videar rollo tras rollo, sin pensar: lo que Joe nos pide es un acto de fe. Citando a cierto Tenor Afín que cita a alguien citando a otro: “no es un fade out, es un fantasma”. Debemos de sorprendernos tan poco –o de tal forma- a como lo hace el Tío Boonme cuando se aparece su mujer muerta, o su hijo hecho un Chigüaca con los ojos rojos. Debemos aceptar, como siempre lo ha hecho el lenguaje –naturalmente- que es posible que una bella odalisca sea follada por un pez. Debemos creer que es posible. Todo es posible en este filme que lo mismo es fantástico, que dramático, que cómico, que político. Su transformismo nos habla de una esencia de lo real: múltiple e inaprehensible como un todo. ¿Película de fantasmas, comedia dramática familiar, parábola política de la situación política de Tailandia? Todo eso y mucho más.
Circularmente, las seis partes (1+2+3=6) se cierran en la muerte de Boonmee (personaje verídico, y que ya había sido mencionado en otro filme de Api), que vuelve al mismo lugar donde nació. En ese lugar, la cueva del Tío Boonmee, la mirada de Joe lo deja morir, tranquilo y feliz, y hace que aparezca el universo entero en una pared de roca (como Godard nos hiciera ver una galaxia en una taza de café en "Dos o tres cosas que séde ella" (67)), ante nuestros ojos, límpidos y depurados ahora. Es posible. Créetelo.