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Voto de Ford Farleine:
7
Romance Louisa “Lou” Clark (Emilia Clarke), una chica inestable y creativa, reside en un pequeño pueblo de la campiña inglesa. Vive sin rumbo y va de un trabajo a otro para ayudar a su familia a llegar a fin de mes. Sin embargo, un nuevo trabajo pondrá a prueba su habitual alegría. En el castillo local, se ocupa de cuidar y acompañar a Will Traynor (Sam Claflin), un joven y rico banquero que se quedó paralítico tras un accidente. (FILMAFFINITY) [+]
30 de septiembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque tenga ya algunos comentarios publicados en esta web, no está de más decir que no sé yo demasiado de cine, sólo soy un aficionado más; y quizá tampoco sea descabellado decir que tampoco sé mucho de sentimientos; hay muchas veces que ni siquiera sé definirlos o describirlos, sólo sé que los siento. Lo que sí puedo decir es que yo, viendo esta película, me emocioné.

Me puse a verla y me previne todo lo que pude, sabía que iba a ver una película que me iba a tocar la fibra sensible, pero no tenía yo intención de ponérselo fácil a la película. Hice todo lo posible por no dejarme llevar por el torrente emocional que se preveía que iba a tener el film. Cuando uno se pone a ver una cinta de estas características, uno sabe ya a lo que se va a enfrentar y precisamente por eso yo le doy mucho mérito a que aún así consiga conmoverte, que algo en tu interior se resquebraje y te emocione, que desde la dirección logre que te identifiques con el argumento.

Una historia de amor de esas que al principio parecen poco creíbles, de esas que están almibaradas por los cuatro costados, pero que al final, sin saber demasiado bien cómo, uno comprende que el amor llame a la puerta de estos personajes, tocando todos los palos del amor y además, de forma cruda, hace que comprendas la situación que se nos cuenta.

Se puede decir, aun a riesgo de ser demasiado simplista, que, aparte de la historia amorosa (o mejor, adherida a ella) vemos dos concepciones del amor (y quizá también de la vida): por un lado, el vitalismo, representado en el personaje de una Emilia Clarke que está algo pasada de rosca (como viene siendo habitual) y que abusa de esa sonrisa suya que es encantadora, sí, pero que también cansa; y, por otro lado, vemos el realismo identificado en el personaje de Sam Claffin que realiza una interpretación portentosa.
Ford Farleine
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