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Voto de Frank Booth :
7
6.1
2,261
Drama
El mundo es un lugar misterioso, sobre todo visto a través de los ojos de un animal. En su camino, EO, un asno gris de ojos melancólicos, se topa con buena gente y otra no tan buena, conoce la alegría y la pena, y la rueda de la fortuna transforma, según el momento, su buena suerte en desastre, y su desdicha en felicidad inesperada. Pero nunca, en ningún momento, perderá la inocencia. (FILMAFFINITY)
16 de abril de 2023
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un experimento muy curioso se materializa en EO, una fábula tradicional con estructura de road movie y con unas motivaciones civilizatorias críticas de telón de fondo.
Skolimowski se apunta al carro del animalismo planteando el viaje de un burro con el mismo nombre con que se titula la película. Ante unos planos muy bien diseñados, una música extremadamente envolvente (a ratos desquiciante) y unas escenas que transcurren entre la piedad, lo cómico, la esperanza y lo trágico se cuentan las desventuras de este equino de sensibilidades aparentemente profundas.
Skolimowski se apunta al carro del animalismo planteando el viaje de un burro con el mismo nombre con que se titula la película. Ante unos planos muy bien diseñados, una música extremadamente envolvente (a ratos desquiciante) y unas escenas que transcurren entre la piedad, lo cómico, la esperanza y lo trágico se cuentan las desventuras de este equino de sensibilidades aparentemente profundas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
De esta forma se elabora una especie de exploración o acercamiento a la psique del burro o como mínimo un estudio acerca de la percepción de este animal de su entorno a través de situaciones límite.
Aunque realmente las motivaciones que mueven el relato son esencialmente humanas o mismamente humanistas. Me parece, que la mayoría de los sentimientos que se atribuyen a EO, en su trágica búsqueda de la recuperación del amor perdido, pasan por este tamiz emocional o solo son entendibles desde este punto de partida.
Como por ejemplo la polémica escena del sueño o alucinación del dron después de la paliza que le propinan unos hooligans pueblerinos. Esta junto con otras, extremadamente bizarras y arriesgadas dan a la película un tono muy especial, que empapan de onirismo surreal la experiencia para el espectador.
Las actuaciones humanas en general disminuyen la calidad del relato, y algunas se perciben como extrañamente inconcebibles o innecesarias. Y sí, me refiero a la señora que tira la vajilla al suelo o el conductor de camión que es brutalmente asesinado por un desdén del guion.
El color rojo cobra una voraz importancia en el relato, quizá porque es el recuerdo de su número en el circo con la cuidadora humana. En esta relación asociativa que experimenta EO entre el color y el cariño. Sin embargo, todo lo que se empaña de rojo acaba destruido o desechado, como si fuera empañado por una maldición insuperable.
Esto se liga con la reflexión final, que pregona que la vida es una sucesión de anécdotas más o menos consecutivas que provienen de un origen feliz y puro y que terminan de forma trágica, mediante una hecatombe de anécdotas que no hacen más que de testigo de la estupidez humana.
Unas conclusiones un poco precipitadas para mi gusto, por encontrarlas demasiado gregarias. A pesar de que la experiencia cinematográfica me parece increíblemente fructífera y que la película deja imágenes crudas, espectaculares a nivel estético y que en general deja cierto murmullo en la memoria después de verla.
Me quedo con cuándo EO se para a observar las maravillas naturales, como la cascada, en este plano maravilloso. O con cuándo está a punto de morir en el bosque víctima de los cazadores en una coreografía de leds verdes.
Eso sí, hay algo de pornografía de la miseria, de ideas básicas acerca de la idea de maltrato animal, pero Skolimowski se las arregla bastante bien para no caer en un sadismo desmedido a pesar de la vileza estructural de las ideas que propone.
Al final nuestro entrañable protagonista es ejecutado junto a un grupo bovino haciendo la famosa alusión a los campos de exterminio nazi. Que aunque sea la típica denuncia animalista, no deja de hacer un nudo en el estómago por mucho que te lo esperes o por veces que lo hayas visto anteriormente.
Un desenlace por un lado fácilmente predecible, después como EO esquive una vez y otra la muerte pero por otro bien calibrado a nivel estético para que se compagine con el carácter ilusorio que tiene todo el relato y sus conclusiones pesimistas acerca del mundo.
Aunque realmente las motivaciones que mueven el relato son esencialmente humanas o mismamente humanistas. Me parece, que la mayoría de los sentimientos que se atribuyen a EO, en su trágica búsqueda de la recuperación del amor perdido, pasan por este tamiz emocional o solo son entendibles desde este punto de partida.
Como por ejemplo la polémica escena del sueño o alucinación del dron después de la paliza que le propinan unos hooligans pueblerinos. Esta junto con otras, extremadamente bizarras y arriesgadas dan a la película un tono muy especial, que empapan de onirismo surreal la experiencia para el espectador.
Las actuaciones humanas en general disminuyen la calidad del relato, y algunas se perciben como extrañamente inconcebibles o innecesarias. Y sí, me refiero a la señora que tira la vajilla al suelo o el conductor de camión que es brutalmente asesinado por un desdén del guion.
El color rojo cobra una voraz importancia en el relato, quizá porque es el recuerdo de su número en el circo con la cuidadora humana. En esta relación asociativa que experimenta EO entre el color y el cariño. Sin embargo, todo lo que se empaña de rojo acaba destruido o desechado, como si fuera empañado por una maldición insuperable.
Esto se liga con la reflexión final, que pregona que la vida es una sucesión de anécdotas más o menos consecutivas que provienen de un origen feliz y puro y que terminan de forma trágica, mediante una hecatombe de anécdotas que no hacen más que de testigo de la estupidez humana.
Unas conclusiones un poco precipitadas para mi gusto, por encontrarlas demasiado gregarias. A pesar de que la experiencia cinematográfica me parece increíblemente fructífera y que la película deja imágenes crudas, espectaculares a nivel estético y que en general deja cierto murmullo en la memoria después de verla.
Me quedo con cuándo EO se para a observar las maravillas naturales, como la cascada, en este plano maravilloso. O con cuándo está a punto de morir en el bosque víctima de los cazadores en una coreografía de leds verdes.
Eso sí, hay algo de pornografía de la miseria, de ideas básicas acerca de la idea de maltrato animal, pero Skolimowski se las arregla bastante bien para no caer en un sadismo desmedido a pesar de la vileza estructural de las ideas que propone.
Al final nuestro entrañable protagonista es ejecutado junto a un grupo bovino haciendo la famosa alusión a los campos de exterminio nazi. Que aunque sea la típica denuncia animalista, no deja de hacer un nudo en el estómago por mucho que te lo esperes o por veces que lo hayas visto anteriormente.
Un desenlace por un lado fácilmente predecible, después como EO esquive una vez y otra la muerte pero por otro bien calibrado a nivel estético para que se compagine con el carácter ilusorio que tiene todo el relato y sus conclusiones pesimistas acerca del mundo.