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Voto de Francisco Javier Millan:
5
Comedia. Drama Valentín, un tipo mujeriego, soltero y egoísta, de repente, tiene que hacerse cargo de una hija a la que no conocía, fruto de una aventura ocasional. Decidido a devolverle la niña a su madre, emprende un viaje con ella a Los Ángeles, pero la convivencia con la niña acaba transformándolo en lo más íntimo. (FILMAFFINITY)
8 de mayo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me pregunto cómo es posible que una película como la de Eugenio Derbez haya tenido semejante éxito en los Estados Unidos y nos enteremos ahora de ello. Ya casi te hace dudar sobre las cifras que ha obtenido en América. ¿Despliegue de marketing por parte de la distribuidora …? ¿quién sabe?.
Parece que nos quieren vender la idea de que estamos ante “La vida es bella” del siglo XXI, no en vano podemos encontrar cierto paralelismo entre Roberto Benigni y el director mexicano, ya que antes de sus respectivos estrenos apenas eran conocidos (salvo para los que habíamos visto algunas de las películas de Jim Jarmusch).
Eugenio Derbez, muy popular en su país, nos ha querido conmover con esta historia utilizando toneladas y toneladas de dramatismo enfático, con una banda sonora desesperante y abultada y una serie de escenas muy mal entrelazadas.
Es una cinta tramposa que busca en todo momento la lágrima fácil. Hacer llorar es uno de las cosas más difíciles en el cine (al igual que hacer reír) algo que tiene que ser un acto reflejo espontáneo y no forzado. Y Derbez es todo, menos sutil.
La conexión que se establece con el espectador a través de las imágenes y la música lo podemos ver en muchos ejemplos (podéis ver cualquiera del dúo Spielberg y Williams para comprenderlo). La banda sonora tiene que ser un viaje emocional que discurre en paralelo con la historia, que reconoce las personalidades de cada uno de los personajes principales y que explota en su clímax final. Aquí explota en la cara en cualquier momento y sin aviso.
Y qué me expliquen una cosa … cómo es posible que una niña que dice tener siete años parezca que tiene doce. Estoy de acuerdo que es una grata sorpresa su actuación, pero es poco creíble.
El guión además transita por los clichés habituales del cine de separaciones con hijos, y el tema de las custodias. Siendo el padre (como no) el mayor perjudicado y la madre la arpía de turno, que si bien en ocasiones actúa como tal, en otras cambia de registro como el que cambia de ropa.
Y para acabar de rematar la jugada, nos ofrecen en su distribución en España, una versión enteramente doblada, perdiendo toda la gracia del bilingüismo y de los dejes mexicanos. La escena del juicio con el protagonista escuchando una traducción simultánea con unos auriculares resulta ridícula. De nuevo la maldita manía de doblar provoca un nuevo desastre.
En tan solo dos semanas hemos visto dos casos semejantes, aun recuerdo echarme las manos a la cabeza al ver “La vida inesperada” o más bien “El doblaje inesperado e inútil”
Se deja ver, pero es un desastre en muchos aspectos.
Francisco Javier Millan
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