Siempre resulta bastante difícil hacer una valoración de un biopic, ya que por regla general resultan ser productos bastante complacientes y poco profundos de los personajes que retratan.
El caso de esta película viene a ser algo similar a lo que ocurrió hace un par de años con “La dama de hierro”, abarcar toda la vida del recientemente fallecido Nelson Mandela se convierte en una empresa difícil.
Visionar esta película es adentrarse en la vida de este personaje de la misma manera que lo hace uno si lee sobre él en internet. Es decir, a la salida tendrá una buena panorámica de todo lo que fue y de la sociedad que le tocó vivir, pero sin llegar a profundizar en los problemas o en su personalidad.
Las comparaciones con la magnífica “Invictus” son inevitables, curiosamente este biopic acaba donde empieza la magnífica cinta de Clint Eastwood, mucho más centrada en un momento concreto de su carrera.
Idris Elba es un grandísimo actor, encumbrado principalmente por sus trabajos de televisión, pero que aún dista de convertirse en una estrella en la pantalla grande. Elba reproduce con acierto a Mandela, pero su interpretación se ve un tanto enturbiada por el maquillaje de su tramo final. Si os fijáis, Morgan Freeman no necesitó de este recurso, para hacernos creer que era el mismísimo presidente de Sudáfrica.
Sinceramente sin llegar al show de los Teleñecos que nos presentaron en “J. Edgar”, Elba me recordó en el tramo final al mismísimo Biff Tannen de “Regreso al futuro parte II”.
Por lo demás un film correcto, perfectamente orquestado para la ocasión, y sobre el que muchos quizás vean, un afán de oportunismo casi descarado.