A primera vista parece otra película con situaciones típicas, como, un baterista suplente que intentara ganarse la titular, un típico amor o un profesor que presiona excesivamente a sus alumnos, pero, solo hace falta dejarse llevar por la música, jazz manchado de sangre y opresión perfeccionista. La propuesta de Chazelle es cautivadora y muy atractiva, enserio nos mete en la atmósfera musical, pero no todo es música, hay mas tensión de la que se puede esperar y eso es lo que no la hace caer en la monotonía y por ende el aburrimiento de los espectadores, porque con cada sesión sufrimos con el protagonista y compartimos su misma sangre, entendemos sus frustraciones y la necesidad de ser el número uno.
El tempo es lo que mas se tiene en la película pero al parecer es lo que mas busca Simmons, lo cual es lo que le dio el Oscar, él es el perfecto reflejo del gran acento de perfección que tiene la película, una película emocionante y envolvente, un claro ejemplo de como se puede llegar al tempo correcto.