Me he tragado suficientes basuras herederas de SyFy como para no ver en Lavalantula un producto tan mediocre como, a ratos, entretenido. Mike Mendez consigue, no sin pasar por periodos de fuerte vergüenza ajena, hacer una película suficiente para los estándares del género y que aunque no puedo llegar a recomendarla me toca en la fibra sensible de esta clase de producciones: el no tener complejos.

Porque no son pocas las películas sin presupuesto o unos medios ridículos inferiores a los de un canal de YouTube con mediana cantidad de seguidores que intentan camuflar sus carencias con planos rápidos, borrosos y oscuros donde difícil es discernir dónde está la criatura de turno. Lavalantula transcurre en pleno sol angelino, y no tiene complejo alguno a la hora de mostrar sus digitalizadas ridiculeces. Todo termina en un clímax que, he de decir, presenta efectos bastante más currados.

Sabiendo a lo que vas, es de las mejores peores películas.