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Voto de Cinemagavia:
8
Drama. Thriller. Comedia Mientras lucha por encontrar su lugar en la Universidad de Oxford, el estudiante Oliver Quick se ve arrastrado al mundo del encantador y aristocrático Felix Catton, que le invita a Saltburn, la extensa finca de su excéntrica familia, para pasar un verano inolvidable. (FILMAFFINITY)

Estreno: 22 de diciembre 2023 en Prime Video.
22 de diciembre de 2023
173 de 227 usuarios han encontrado esta crítica útil
*No era sencillo tras Una joven prometedora

Tiene que ser muy complicado enfrentarse a tu segundo largometraje tras el éxito de tu debut, pero aquí Emeral Fennell sale más que airosa con Saltburn. Una historia que poco tiene del relato de venganza tan perspicaz y poco tratado que excelentemente personificó la siempre estupenda Carey Mulligan. Es cierto que la directora británica sigue por la senda de la provocación y que no se olvida de añadir a su creación un toque de venganza. Puede que simplemente justicia poética. Aunque aquí el cogollo de la cuestión versa especialmente sobre la clase.

Saltburn es la lujosa finca de una familia de súper ricos. De esos que de tan ricos tienen que pensar en formas de pasar el rato. Felix (Jacob Elordi) es el hijo que estudia en Oxford y que entabla una peculiar amistad con Oliver (Barry Keoghan) un chico de otra clase social que también estudia allí. El caso es que tras contarle Oliver su supuesta penosa vida familiar, el chico guapo y extremadamente rico invitará al pobre y recatado a su mansión. Lugar lleno de lujos y excesos con personajes tan llamativos como el de la madre, Elsbeth (Rosamund Pike), una especie de antigua modelo o influencer.

*Los que muchos quieren y solamente unos pocos tienen

Desde el principio son claras las referencias que Saltburn comparte con otras obras como por ejemplo El talento de Mr. Ripley. Con ese impostor que se cuela entre el brillo y el esplendor de un ecosistema de gente rica y guapa. Queriendo pertenecer de algún modo a un mundo que nota inaccesible. Es cierto que aquí no hay un Jude Law reluciente, pero el aparentemente apocado e introvertido Tom Ripley tiene mucho del Oliver creado por Fennell. Siempre deslumbrado por la popularidad y atractivo de Felix. Dispuesto a utilizarlo casi todo con tal de hacerse un hueco en la pirámide.

Y si para ello hay que utilizar el sexo, aquí la cinta tiene muy claro que a este tipo de círculos se entra con todo o no se entra. Por lo que Olivier se servirá de su cuerpo como un arma para acceder a los lugares más insospechados. Ya que entre este tipo de personajes el exceso parece la norma. O al menos lo que muestra Emeral Fennell (que de esto debe saber por sus orígenes) es una especie de abandono festivo en el que las fiestas, el alcohol y todo tipo de desfases se van sucediendo. Sin ningún tipo de barrera. Ya que el estrato social aquí retratado no tiene más preocupación que la de pasarlo bien. Preocuparse de sus hortensias. Meterse con los caros cuadros que adornan sus paredes interminables. Y si eso, advertir a sus invitados de que se afeiten, aludiendo a la fealdad de las barbas.

*Pero de repente el pobre se destapa

Por eso, cuando los personajes de Saltburn se dan cuenta de que están ante un lobo con piel de cordero ya es demasiado tarde. Porque son incapaces de prevenir nada. Sus vidas les resultan tan ajenas a cualquier tipo de peligro o dificultad que se sienten imbatibles. Nunca piensan que alguien pueda osar arrebatarles el lugar de privilegio que durante siglos han ostentado y por ello viven si alcanzar a sentir preocupación. Pero para su sorpresa los ricos malcriados y despreocupados también pueden tener depredadores dispuestos a ir hasta el final y arremeter con todo.

Ese será el caso de Oliver, que aquí está magníficamente interpretado por Barry Keoghan. El papel que hace este actor es absolutamente inquietante. Te lo crees desde principio a fin. Gracias seguramente a ese físico tan particular que le permite transitar desde la aparente inocencia hasta la enajenación. No desmerece tampoco la interpretación de Jacob Elordi como el guapo y deseado Felix. Es realmente interesante como el guion traza la relación entre ellos dos. Pudiendo ser amor. Teniendo mucho de deseo. De un deseo enfermizo y torturador por encajar y ser visto.

Y como madre una Rosamund Pike divertida y muy distinta a sus roles habituales. En un ejemplo de gran dirección de actores. Todos ellos resultan creíbles y dan el tono. Aunque si por algo destaca la película es por su humor muy negro y su estilo indudable. Se percibe gran preocupación por crear secuencias de belleza innegable. Algo que Saltburn logra plenamente. Teniendo momentos de un disfrute total. Desde los inicios en Oxford hasta ese final inolvidable con un Keoghan en cueros recorriendo cada estancia de la lujosa finca. Es cierto que el guion no tiene la profundidad o los giros de su debut. Más o menos te vas haciendo una idea de lo que va a suceder. Los mayores esfuerzos están puestos en la forma, pero el resultado es tan disfrutable que te vas enganchando sin remedio.

*Conclusión

En resumen, Saltburn es una película muy recomendable sobre una familia de ricos malcriados en la que se cuela un joven extraño. Siempre es tarea dificultosa afrontar una segunda película, más si viene precedida por un éxito como Una joven prometedora, pero aquí Emeral Fennell sale victoriosa. Apostándolo todo a su estilo apabullante y muy atractivo, la película se lee como un retrato sobre la clase. Sobre ese lugar que solamente unos pocos pueden disfrutar. Un retrato sobre la pelea por encajar. Por ser aceptado en un mundo elitista y absurdo. Sobre el deseo que puede tornarse locura. Una estupenda película protagonizada de forma salvajemente fascinante por Barry Keoghan.

Escrito por Laura Tabuyo Acosta
Cinemagavia
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