Una historia invisible

A pesar de la falta de reconocimiento, la película está inspirada en hechos reales y retrata un conflicto actual que juega un papel protagonista en la actualidad. Las leyes, la ética de los ciudadanos, los derechos y deberes como seres humanos. Todo ello toma forma en 99 Homes mediante una narración detallista que discurre sin prisas al ritmo de un tiempo emocionalmente hiriente. Tiene una magnífica fotografía, un guión con varias escenas sobresalientes y un buen montaje. Y su duración no resulta densa una vez que el ambiente absorbe al espectador.

Reyes de la mentira y esclavos de la verdad

Andrew Garfield ofrece una actuación desgarradora con un personaje bastante diferente de los proyectos hollywoodienses en los que ha trabajado previamente. Se deja la piel en un papel transparente donde los sentimientos desbordan cada toma. Él, como padre, como hijo, como vecino, como soñador (y como perdedor), somos todos. Y sus lágrimas y sus sonrisas son puro talento.

A Michael Shannon bien podría haberle llovido una mención honorífica por semejante rol. Aunque siempre certero, en esta película encarna a Rick con un potencial tremendamente sensacional. Batiéndose entre la crueldad, la desidia, la frivolidad y el orgullo, se convierte en un tipo áspero que está enamorado de su propia avaricia. Sin embargo, Michael añade tantas capas a Carver, que vemos a través de sus anhelos y entendemos sus miedos y vulnerabilidades con solo un susurro de su voz o una de sus arrogantes miradas. Porque Shannon no solo expresa: se desnuda cada secuencia con un esplendor monstruoso.

Laura Dern, como de costumbre, también deja su huella. Emotiva, cercana y sensata, dota a la abuela de la familia de fortaleza. Es el punto de apoyo, la resistencia del amor y el pilar del respeto entre los seres queridos.

Hogares y conciencias

99 Homes nos plantea más preguntas que respuestas en el camino de la moralidad, la justicia y la honestidad. Las situaciones pueden desencadenar lo peor y lo mejor de las personas. No obstante, somos nosotros, en último término, los encargados de lidiar con ellas y con sus tinieblas. ¿Nos devoran o las conquistamos antes? ¿Permitimos que el sufrimiento nos transforme en lo que detestamos?

En ese punto de análisis político, humanístico y social, la cinta golpea al público y demuestra servir a su propósito de concienciación y advertencia. Y es que la ambición puede llegar muy lejos si se une al dolor y al orgullo. Incluso cuando los actos son atroces, porque las justificaciones pueden disfrazarse de justas y benevolentes. ¿Quién determina los bordes del bien y el mal para la sociedad? ¿Quién es responsable y quién culpable? ¿Es la voluntad suficiente defensa en contra de las obligaciones y riesgos?

Sabemos que los bienes materiales van y vienen, que los recuerdos aparecen y desaparecen, pero los errores, en muchas ocasiones, no se borran del corazón ni de las vidas que nos rodean. Y 99 Homes nos recuerda que somos lo que decidimos; el sendero que recorremos hasta nuestras metas.

Escrito por María Iglesias
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