Cada línea de diálogos entre Finney y Hepburn es un delicioso compendio de contrasentidos y paradojas. Llenos de matices, claroscuros, dobles sentidos e ironías, el duelo interpretativo entre ambos es incomensurable, resumiendo en poco menos de dos horas la inocente superficialidad de un matrimonio desgastado que ha llegado a un punto sin aparente retorno. Recomendable película a todos los que estén en un momento de confusión en cualquier faceta de sus vidas, porque Stanley Donen utiliza el matrimonio como excusa para torpedear en la línea de flotación muchos de los ideales vacuos de la sociedad de hoy en día. Y es que, a pesar de haber sido filmada en los 60, "Dos en la carretera" es extraordinariamente actual.