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Voto de Antía:
5
4.8
714
Drama
Historia de narrativa no tradicional -se trata de un cine muy alejado del comercial en cuanto a estética y guión- que retrata personajes esperpénticos que han abandonado las normas convencionales, y que muchas veces son la envidia de aquellos que se rigen por el contrato social. (FILMAFFINITY)
21 de mayo de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver la genial Gummo, como suelo hacer, investigo sobre el director y claro, mi afición a lo poco convencional me llevó a fijarme en esta película, la cual mostré a unos amigos igual de curiosos que yo, y nos decidimos a verla.
Más o menos sabíamos que nos esperaba, por lo cual los 10 primeros minutos bien, pero una vez que nos dimos cuenta de que aún nos esperaba una hora, los pseudoancianos, junto con las cancioncillas de cuna (quien quiera que sea que le cante eso a su bebé, no es de este mundo), los momentos sin sentido, y el hecho de que los subtítulos estuvieran más fú que fá, consiguieron hacer que nos costara continuar la película, llegando a preguntarnos qué clase de gente perturbada somos que pasamos nuestras horas muertas viendo a gente follarse a contenedores.
A Gummo la denominé en su momento "cine de sensaciones", y la misma defición encaja con Trush Humpers: sensaciones de asco, repugnancia y hasta cierto existencialismo al preguntarse qué cojones estás haciendo al ver esto, si tu mente llegará hasta los límites del bizarrismo de Harmony Korinne. Y oye, ojalá que sí.
Más o menos sabíamos que nos esperaba, por lo cual los 10 primeros minutos bien, pero una vez que nos dimos cuenta de que aún nos esperaba una hora, los pseudoancianos, junto con las cancioncillas de cuna (quien quiera que sea que le cante eso a su bebé, no es de este mundo), los momentos sin sentido, y el hecho de que los subtítulos estuvieran más fú que fá, consiguieron hacer que nos costara continuar la película, llegando a preguntarnos qué clase de gente perturbada somos que pasamos nuestras horas muertas viendo a gente follarse a contenedores.
A Gummo la denominé en su momento "cine de sensaciones", y la misma defición encaja con Trush Humpers: sensaciones de asco, repugnancia y hasta cierto existencialismo al preguntarse qué cojones estás haciendo al ver esto, si tu mente llegará hasta los límites del bizarrismo de Harmony Korinne. Y oye, ojalá que sí.