Intuía al entrar ayer en el cine Trueba que me iba a encontrar con una de esas películas sórdidas e incómodas de ver y no me equivocaba lo más mínimo. Nuevamente una película francesa suena como una bofetada a la hora de retratar la miserable vida de un chapero en París. Un chapero de poca monta, no un puto de compañía o un prostituto online, sino un joven que hace mamadas a veinte euros entre los matorrales del bosque de Bolonia, lugar de prostitución masculina por excelencia y refugio de otros desheredados magrebís, subsaharianos, balcánicos, etc.

Solo una cosa tienen en común los chaperos que retrata la película y es la miseria. La marginación y la ausencia de expectativas de ningún tipo conduce a una ruin existencia entre arbustos, coches y callejones mugrientos entre los que sobrevive, con solo veintidós años el protagonista Leo, un enorme trabajo de FELIX MARITAUD, ya conocido por la excelente 120 PULSACIONES POR MINUTO y que lo da absolutamente todo como actor sin reparos a la hora de mostrar las escenas más crudas o de sexo explícito.

El director CAMILLE VIDAL NAQET , sobrecoge con éste primer largometraje lleno de amargura pero sobre el que posa un abrazo reconfortante de cariño hacia éste mundo oculto que está muy en línea con otras obras como SOLDADOS; UNA HISTORIA DE FERENTARI, MI IDAHO PRIVADO,EN LA BOCA NO, YO CRISTINA F…Etc., que reflejan infames existencias de personas con distintas sensibilidades y formas de encajar los golpes de un cruel destino del que parece uno no pueda escapar jamás, aunque hasta en la más absoluta desolación crece la llama de la esperanz

Dura y cautivadora a la vez, no se hace larga y engancha desde el primer momento y aunque el relato sea indudablemente árido nos muestra parte de las inquietudes y anhelos de aquellos que no importan a nadie.