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Argentina Argentina · capital federal
Voto de gonzafer85:
7
Drama. Comedia Walter Black (Mel Gibson) es un hombre que padece una profunda depresión. Su única vía de escape, su único consuelo, es una marioneta que representa a un castor, al que trata como si fuera una persona. Perseguido por sus propios demonios, Walter, que fue en otro tiempo un exitoso ejecutivo de una empresa de juguetes, emprenderá con su marioneta un viaje de autodescubrimiento... (FILMAFFINITY)
28 de agosto de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia dramática/negra, de estilo clásico, que puede ubicarse dentro de esos pocos films que, por su calidad (o algunos momentos de calidad), son excepciones dentro de la inmensa cantidad de películas hollywoodenses de nulo contenido.
En casi todo el film veremos a un hombre en cuyo brazo izquierdo tiene un títere con forma de castor, un objeto que “cobra vida” a partir del trastorno en la personalidad de Walter Black. El castor lo acompañará en su vida familiar, en sus relaciones íntimas con su mujer (Jodie Foster), en la dirección de su empresa, etc. Esto que resulta poco creíble (tanto en él como en ella), que resulta en una exageración de la realidad, es lo que aporta en la parte cómica de una historia que, en realidad, es mucho más atractiva desde la profundidad de su drama. De todas maneras, Mel Gibson se luce con su esquizofrénica actuación, casi hipnótica para el público.
La depresión es la temática principal, y partir de allí se trata el trastorno de la personalidad, la personificación de objetos inanimados, el escape de la realidad, etc. Todo en un solo personaje que tendrá que lidiar con esto en el contexto familiar, laboral y social. Muy interesante. ¿Arquetipos? Varios: cánones del éxito y del fracaso según la mirada occidental, la familia y el hogar tipos de los estadounidenses, la locura, la felicidad y la culpa. Como figura principal del film, tenemos la relación padre e hijo, en varios niveles.
En relación con la puesta en cuadro no hay mucho para agregar, la escritura clásica se caracteriza por elecciones neutras y homogéneas, donde se privilegia la facilidad de lectura de las imágenes, donde los contenidos mandan. Sí es para destacar el acertado uso del fuera de campo el cual, asociado en el reflejo de un espejo, son claves en las geniales escenas donde Walter Black dialoga con el castor (consigo mismo). Respecto de la puesta en serie, se destaca el constante uso de nexos por analogía cuando el film se centra en la relación padre-hijo mayor. Una perlita: la aparición (dos veces) en la pantalla de una tv de James Carradine en su papel de “Pequeño Saltamontes” en “Kung Fu”, un ícono de la soledad, palabra conectada muchas veces con la depresión.
Musicalizada por el brasileño Marcelo Zarvos (“The Good Shepherd”, “Taking Chance”, “Remember Me”, etc.), desde el inicio se escucha como una comedia negra, aunque en algún momento también habrá lugar para unas composiciones enfatizando en el drama, por ejemplo, con alguna canción de Radiohead.
Respaldada por buenas críticas -aunque muy modestas-, “The Beaver” tiene una propuesta diferente, sobre la base de un guión al que no le importa demasiado su objetable credibilidad. La combinación de una enfermedad mental con relaciones matrimonial y familiar resulta muy emotiva y directa de la manera poco convencional (pero sincera, a su manera) en la que fue planteada. Una gran actuación de Gibson.
gonzafer85
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