Jude Law ha sabido arreglárselas aquí para hacernos creer que estamos ante un capitán de frío carácter. Se ve bien, se siente muy creíble y, la verdad, se logra pasar un rato ameno en la compañía de este hombre que ha salido a buscar un tesoro perdido.
Como historia de aventuras, todos los pasos se ajustan a los cánones de los viajes de siempre. La reunión de un grupo, la diversidad de pareceres, la traición, el toque final con un giro atractivo hacen que el espectador pueda sentirse aquí muy bien tratado. Así que es fácil unirse a la tripulación y compartir por unos minutos lo que serán sus (des) venturas.